La Vanguardia

Melancolía en el autochoque­s

- Carlos Zanón

Llegará el final del verano, Cayetana se habrá ido e Inés seguirá enfadada con nosotros. Con lo que yo hice por vosotros, con lo que nos quisimos. En unos días también ella se irá a Madrid, pero será otro tipo de despedida. Desde esta atracción de autochoque­s, la melancolía es hoy casi insoportab­le. Inés está imposible. Fue una reina que no pudo gobernar, pero una reina al fin y al cabo, pero ya se sabe que reyes y reinas dejan de serlo cuando, aislados o exiliados, empiezan a pedir que corten la cabeza a todo el mundo.

Con lo que quisimos a Inés y nos quiso y ahora, ya ves. Cayetana llegó de un día para otro, sin avisar, y de repente todo cambió. No sabríamos decir si para bien o para peor. El mundo, nuestra imagen en el espejo. Todo nuestro imperio fue ya una provincia, nuestras vidas, mediocres, nosotros mozos acomplejad­os e Inés sólo la amiga de la nueva, guapa, morena, lista pero, de repente, un poco gritona. Ni nos habíamos dado cuenta ni de esto ni de que éramos tan previsible­s y obedientes. Cayetana era Javi, Inés, Pancho y Catalunya de pronto, Nerja, ciudad de vacaciones donde los que mandan cobran pero no trabajan esperando que Chanquete no esté muerto. ¿Cómo impedir que Cayetana nos fascinara? También era guapa pero aristócrat­a, culta, rubia. Ambas, Inés y Cayetana, Cayetana e Inés, eran como lo mismo siendo distintas, primas pero lejanas, personajes de un cuento de los Hermanos Grimm en edición de Editorial Molino. Inés, siempre tenía esa especie de resentimie­nto, de justificac­ión no pedida, ese perder la calma y ponerse a gritar, a acusar. No es que no tuviera razón, que, a veces, la tenía pero siempre reclamaba una atención que ya le dábamos pero para ella éramos de poco valor porque éramos ella y ella, nosotros y TV3, la seva. Es obvio que ese no era el caso de Cayetana, quien nos trataba sin cariño, bastaba la deferencia, paciencia displicent­e, de madrasta justa y clase de francés y equitación. Inés era un Murillo, Cayetana un Greco y nosotros La rendición de Breda.

En ocasiones, parecían amigas pero incluso cuando Cayetana salió en defensa de Inés ante Laura y sus libros, la sensación fue agridulce. Es difícil de explicar. Se trata de nacer en un sitio u otro. Son prejuicios, es código, instinto de clase, la marca que nos ponen a caballos de carga, competició­n o paseo. El que peor lo llevó fue Heathcliff. Se quedó mudo, hosco, perdidamen­te enamorado de una aunque igual se acabaría casando con la otra y, es probable que las dos son la misma en su corazón arisco.Tan republican­o él y entre dos reinas sin trono ni guillotina. Enseguida supimos que Cayetana jugaba con nosotros. Nos conoció y la conocimos y, al marchar, miramos ahora alrededor y todo es más pequeño, más triste, pero más nosotros. Si al menos Inés se quedara. Pero Inés también se va. Y lo harán Laura y Meritxell, Heathcliff y quizás Jaume. Los hemos decepciona­do a todos. Pero ellos también a nosotros. Tendremos que empezar lo que sea desde lo que sabemos ahora que son ellos y somos nosotros.

Cayetana llegó de un día para otro, sin avisar, y de repente todo cambió; no sabríamos decir si para bien o para peor

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain