Guillermo corta por lo sano los rumores de infidelidad
El duque demandará a quien le vincule con Rose Hanbury
El príncipe Guillermo ha cortado por lo sano los rumores de infidelidad al anunciar querellas por difamación a cuantos sigan vinculándole con la aristócrata Rose Hanbury, marquesa de Cholmondeley y vecina de los duques de Cambridge, en su mansión de campo de Norfolk. El despacho de abogados londinense Harbotte y Lewis ha hecho pública una nota en nombre del duque en la que advierten : “Además de ser falso y dañino, la publicación de la falsa especulación respecto a la vida privada de nuestro cliente también constituye una violación de su privacidad”.
La nota se publicó el viernes, y este domingo los duques de Cambride, acompañados por sus dos hijos mayores, Jorge y Carlota, aparecieron en una competición hípica en Norfolk, en la que, contra lo que era habitual, no aparecieron los Cholmondeley.
El asunto empezó hace semanas al conocerse el veto que la duquesa Catalina impuso a su hasta entonces amiga y vecina, a quien en varias ocasiones había apoyado en sus iniciativas sociales, en los actos a los que ella acudía. Sin que se diera ninguna explicación, la prensa británica empezó a especular con una razón oculta: Rose y Guillermo habían iniciando una aproximación inapropiada coincidiendo con el tercer embarazo de Catalina y esta, una vez enterada, había decidido alejar a la marquesa de su entorno. La publicación de una foto borrosa, tomada hace algunos meses en una discoteca, en la que se intuye que Guillermo toma de la cintura a Rose, argumentó la supuesta infidelidad.
Rose Hanbury, de 35 años, uno menos que Guillermo y Catalina, es una aristócrata británica (su abuela fue dama en la boda de Isabel II) que en el 2009, tras trabajar como modelo, se casó con el marqués de Cholmondeley, 23 años mayor que ella, con quien ha tenido tres hijos. Houghton Hall, una de las residencias de la familia, está ubicada en las cercanías de Anmer Hall, la casa de campo de los Cambridge. Las dos parejas mantenían una estrecha relación, cada una de ellas asistió a la boda de la otra y los respectivos hijos compartían juegos. Los mayores ya han dejado de jugar juntos.