La Vanguardia

Messi lleva a un Barça memorable a semifinale­s

Messi frena con dos goles a un United que acaba acomplejad­o

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Después de tres intentos frustrados el Barça consiguió franquear ayer el muro de los cuartos de final. Mejor dicho, lo demolió con un partido de alta responsabi­lidad que acabó con el Manchester United tumefacto. Firmó Messi un doblete en cuatro minutos y santas pascuas, aunque el segundo gol contó con la desinteres­ada colaboraci­ón de De Gea. Toda la agresivida­d que había demostrado el conjunto inglés al comienzo se esfumó por el desagüe. Coutinho completó el marcador en un segundo acto comodísimo para el público del Camp Nou. El último obstáculo para la final de Madrid será el vencedor de la eliminator­ia que dirimen hoy Liverpool y Oporto, con 2 goles de ventaja para los de Anfield.

Solksjaer introdujo en el once a velocistas como Martial y Lingard, futbolista­s incisivos que había dejado en el banquillo en Old Trafford. Buscaba un partido revolucion­ado el técnico noruego y, efectivame­nte, el United empezó incandesce­nte, desbocado en busca de un gol que igualara la eliminator­ia y sembrara la inquietud en un Camp Nou cansado de palmar en cuartos.

Fue un arranque salvaje, con un disparo de Rashford al larguero en el primer minuto y el Barça no sabía de qué iban los diablos rojos .Enel siguiente ataque volvieron a sorprender a la defensa desorganiz­ada, pero McTominay falló en el control en el área y voló la ocasión. Daba la impresión de que la historia, el escudo y los mitos que ha alumbrado el club mancuniano estuvieran empujando al equipo, un bloque agresivo que convertía en anecdótica­s las posesiones del Barça. No sufrió en ningún tramo del partido el conjunto de Valverde, salvo en este comienzo indómito. La fase de domesticac­ión duró unos diez minutos, cuando el Barça comenzó a edificar su centro de actividade­s en el campo adversario.

Sin haber propuesto casi nada, el Barça se encontró de repente con un penalti por derribo a Rakitic. Felix Brych no dudó en pitar y la grada celebraba su decisión… hasta que se llevó la mano al auricular y fue conminado a consultar el monitor del VAR. Tras unos instantes de intriga, el colegiado alemán se retractó. La tecnología, que sirvió para validar el gol del Barça en Old Trafford, ahora le escatimaba un penalti, probableme­nte de manera justa.

La interrupci­ón dejó una duda en el ambiente. ¿Iba a incidir psicológic­amente en la dinámica del partido? El indulto pudo haber inducido un rearme moral de un United que había empezado a frenar. La aparición de Messi desarmó cualquier elucubraci­ón. Fue una intervenci­ón rápida y quirúrgica. El cuadro inglés no sintió el dolor hasta que

SALIDA SALVAJE

Los de Solksjaer crearon más ocasiones en 10 minutos que en todo el partido de Old Trafford, antes de dimitir

SEMIFINALI­STA CONVINCENT­E Responsabl­e y profesiona­l, el grupo azulgrana impuso su superiorid­ad y redujo a cenizas a los ‘red devils’

vio la pelota alojada en la portería. Colosal, Leo ganó una disputa con Fred en la banda, le eludió mediante un túnel y avanzó en paralelo a la línea de la frontal hasta que ejecutó a la base del palo derecho de De Gea. Rápido, limpio, indoloro.

Al cabo de 4 minutos, Messi penetraba por la vertical, recortó a Jones y tiró con la pierna mala (aunque mejor que la buena de muchos) desde la media luna. A todo el mundo le pareció un disparo inofensivo, menos a De Gea, que esperando de Messi algo mejor terminó por tragarse el balón de manera patética, como si Barcelona fuera Sochi.

Messi convirtió el caballo de carreras que había sido el United en un asno artrítico. Había creado más ocasiones que en todo el partido de Old Traford, pero a mediados del primer acto ya era un cadáver. El Barça superaba la presión como quería, combinaba sin problemas en zonas de riesgo… Ni el escudo, ni la historia eran capaces de sostener a un rival que estuvo a punto de irse al descanso con un tercer gol. Pero De Gea, involuntar­iamente con la cara y sobre la línea, rechazó el remate de Sergi Roberto.

Resignado, consciente de su incapacida­d, al equipo inglés no le sirvió de nada el descanso. Si Solksjaer arengó para inyectar algo de moral o apeló al orgullo de la tropa, es evidente que no sirvió de nada. Más de uno habría votado por regresar a Manchester sin disputar el segundo acto si el reglamento lo permitiera.

El segundo tiempo fue un calvario para los diablos rojos. Comenzó con un remate de Messi desviado por un defensa y prosiguió con una diana deliciosa de Coutinho a la escuadra. En plena fiesta culé, Messi intentó un remate de chilena que se escapó por poco. Hasta el último minuto el United no requirió la presencia de Ter Stegen, y el portero alemán respondió impecablem­ente para repeler un grandísimo remate de cabeza de Alexis Sánchez, viejo conocido. Tantas veces disfrutó en el Camp Nou el tocopillan­o. Ayer sufrió un tormento.

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Los goleadores. Messi marcó los dos primeros y Coutinho puso la guinda del tercero
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CÉSAR RANGEL
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