La Vanguardia

El TC revisará el cobro adelantado del impuesto de sociedades

El gobierno del PP obligó a adelantar el pago de sociedades para cuadrar el déficit

- LALO AGUSTINA

El decreto ley impulsado por el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro en el 2016 que ayudó al Gobierno del PP a salvar las cuentas públicas al adelantar unos meses el cobro del impuesto de sociedades puede ser inconstitu­cional. Más de dos años después de que el Consejo de Ministros aprobara la medida y se convalidar­a después en el Congreso, una empresa ha conseguido, a través de su reclamació­n ante la sala de lo contencios­o administra­tivo de la Audiencia Nacional, que el Tribunal Constituci­onal vaya a pronunciar­se sobre la polémica medida de Montoro. La Audiencia no tiene dudas de esa inconstitu­cionalidad

La pirueta fiscal del ministro del PP consistió en una modificaci­ón tributaria del régimen de pago de las grandes empresas –sólo afectaba a 9.000 de ellas, con más de 10 millones de euros de facturació­n– por la cual estas se vieron obligadas a partir de entonces a realizar tres pagos a cuenta del impuesto de sociedades en los meses de abril, octubre y diciembre. Se trataba de instaurar una práctica parecida a lo que hacen los contribuye­ntes con las retencione­s al IRPF, pero con la singularid­ad de que las empresas tributan (o no) por los beneficios del conjunto del ejercicio –que se conocen cuando este ya se ha cerrado–, mientras que las personas físicas pagan impuestos a cuenta por sus ingresos mensuales.

En un momento en el que España trataba de dejar atrás la crisis y cumplir, al mismo tiempo, con la senda de estabilida­d presupuest­aria que le imponía Bruselas –estaba inmersa en el procedimie­nto de déficit excesivo–, Montoro halló una fórmula novedosa para contar con el dinero de las empresas por adelantado. El objetivo declarado por el minis

tro se situó en los 5.800 millones, una cifra a la que se llegaría por la retención a cuenta del 23% de los beneficios contables de las empresas afectadas en abril, octubre y diciembre. Sin embargo, esta estrategia, muy discutida en su momento tanto en el ámbito político como en el empresaria­l, está ahora en entredicho.

La sala de lo contencios­o administra­tivo de la Audiencia Nacional, después de tramitar la reclamació­n de una empresa, se dirigió al Tribunal Constituci­onal, que ahora ha admitido a trámite el asunto. La sala considera que la actuación del Gobierno en el 2016 no fue ajustada a derecho ni en el fondo ni en las formas. En primer lugar, porque se podría estar vulnerando el principio de capacidad económica que preserva la Constituci­ón, ya que el pago anticipado obliga a desembolsa­r un dinero que la compañía en cuestión quizás no dispone en ese momento. Eso significa que, aunque el anticipo de las cuotas permita a la empresa reducir su carga al finalizar el ejercicio, “no puede decirse que no haya sido lastrada por la presión fiscal”, apunta la sala, ya que “habrá tenido que hacer frente a los pagos a cuenta y tomar las prevencion­es necesarias para tener liquidez”.

En cuanto al aspecto formal, la duda está en la tantas veces cuestionad­a utilizació­n partidista y extemporán­ea de un decreto ley que se habría utilizado, de manera no justificad­a en esta ocasión, para modificar una ley orgánica, la ley tributaria. Tras la admisión a trámite de la demanda, ahora serán el Congreso de los Diputados, el Senado y la Fiscalía General del Estado los que respondan al requerimie­nto del Constituci­onal en los próximos quince días.

En el caso de que, finalmente, el Constituci­onal considere procedente la reclamació­n, el cambio legal se anularía y el Estado podría verse obligado a abonar a las empresas que pagaron por adelantado los intereses legales. Pero, más allá del debate jurídico y de los limitados efectos económicos, la futura sentencia del alto tribunal tiene y –sobre todo– tendrá una lectura política. La de poner de manifiesto y cuestionar el modo de utilizar la capacidad de legislar para lograr determinad­os fines por caminos no ortodoxos. Cristóbal Montoro, el adalid de la estabilida­d y el rigor, quizás utilizó atajos inconstitu­cionales para cumplir con Bruselas.

SITUACIÓN EXCEPCIONA­L

España estaba bajo la vigilancia de Bruselas y buscaba contar con 5.800 millones más

LA ARGUCIA

El exministro encontró la fórmula para que las empresas adelantara­n los pagos unos meses

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DANI DUCH / ARCHIVO Cristóbal Montoro, exministro de Hacienda, en el Congreso a finales del 2017

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