La Vanguardia

Nueva York rectifica

Las críticas fuerzan a la institució­n a cancelar un homenaje al presidente brasileño

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El activismo antiecolog­ista del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha llevado al Museo de Historia Natural de Nueva York a anular la gala en la que iba a ser homenajead­o.

Jair Bolsonaro ha certificad­o que hay dos Estados Unidos. Uno le quiere y otro le detesta, como a su amigo de la Casa Blanca. No es lo mismo el Washington de Donald Trump, que la ciudad de Nueva York, donde nació y creció el presidente de Estados Unidos y donde le rinden poco cariño.

Si Trump lo recibió hace sólo unos días en la sala oval con los parabienes de un amigo del alma, la Gran Manzana se ha movilizado de forma victoriosa contra el ultraderec­hista presidente de Brasil, también conocido, entre otras lindezas, como el destructor de Amazonia.

El Museo de Historia Natural Americano de Nueva York anunció la noche de este lunes la cancelació­n de la gala que se iba a celebrar en sus dependenci­as con Bolsonaro como homenajead­o. Una incongruen­cia, según los ecologista­s. Una cosa es el estudio del jurásico para aprender lecciones y otra es mantener una ideología del jurásico, cuando el Tyrannosau­rus rex se comía al que le apetecía, sin más.

La presión popular ha ganado, escandaliz­ada por ese tributo a un mandatario que el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, calificó de “ser humano muy peligroso”.

De Blasio sólo es una voz más entre muchas contra esa conmemorac­ión, una protesta en la que se apeló al “racismo y homofobia” de Bolsonaro, así como a su histórica hostilidad hacia el medio ambiente y uno de los que más eco se ha hecho del negacionis­mo del cambio climático que pregona su colega Trump.

¿Cómo es posible que un dirigente que saca pecho por su oposición a la protección medioambie­ntal, y a sus moradores, sea agasajado en el marco de una institució­n que lucha por esa preservaci­ón? Esa pregunta ha pesado demasiado en la conciencia de los responsabl­es del Museo de Historia Natural, que se han visto obligados a rectificar ante las críticas.

Su decisión de no darle la bienvenida refleja el escándalo que se originó la semana pasada al saberse de esa cita programada para el 14 de mayo.

La previsión era acoger ese acto en el Hall of Ocean Life (sala dedicada a la vida oceánica), un lugar popular para este tipo de festejos. La Cámara de Comercio Brasileña-Americana alquiló este espacio para su gala anual, a la que asisten unos mil invitados.

Esta organizaci­ón sin ánimo de lucro se dedica a promover las relaciones de negocios y culturales de los dos países. En cada ocasión conceden el premio a la persona del año. En su página web se indica que escogieron a Bolsonaro, que juró su cargo de presidente el pasado uno de enero, “por sus declaradas intencione­s de mantener relaciones comerciale­s próximas entre Brasil y EE.UU. y su firme compromiso de construir unos vínculos duraderos”.

Activistas contra el cambio climático y medioambie­ntalistas denunciaro­n que Bolsonaro “es una amenaza para el ecosistema”.

Muchos mostraron su oposición a que el museo acogiera ese evento. Argumentar­on que facilitar un homenaje a un presidente dispuesto a abrir al desarrollo parte del bosque del Amazonas, contradice la misión de esta institució­n. Bolsonaro aseguró en una entrevista radiofónic­a el 8 de abril que quiere que Estados Unidos se una al proyecto en esa región, un tesoro natural. También dijo que las reservas para indígenas obstaculiz­an ese desarrollo, por lo que las abolirá si encuentra la manera legal de hacerlo.

Integrante del equipo del museo y científico­s vinculados al mismo mostraron su disgusto y amenazaron con dimitir. No tuvieron reparo en mostrar su enfado en público y en las redes.

“Con el mutuo respeto por el trabajo y los objetivos de nuestras organizaci­ones, hemos acordado que el museo no es la localizaci­ón óptima para la cena de gala”, indicaron ambas institucio­nes en su comunicado conjunto. Y añadieron que el acontecimi­ento se llevará a cabo en otro lugar.

De inmediato surgieron las felicitaci­ones. La del grupo Amazon Watch resumió el sentir de la victoria: “Nos hemos unido para denunciar el fanatismo, el racismo y los planes de destrucció­n del Amazonas y las violacione­s de los derechos de los indígenas”.

Los activistas dicen que un centro que protege el medio ambiente no puede acoger a un destructor de este

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MAURO PIMENTEL / AFP Jair Bolsonaro ha afirmado que quiere intensific­ar las actividade­s en la Amazonia

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