El balance de daños
En este tipo de accidentes con fuego dentro de inmuebles, especialmente si como en una iglesia antigua las llamas encuentran gran cantidad de combustible, son muchas las pérdidas y daños.
Los apóstoles.
Estaban alrededor de la aguja, encima de la cubierta, y fueron retiradas de allí la semana pasada para ser restauradas. Eso las puso a salvo.
Corona de espinas.
La corona de Jesucristo durante la crucifixión y algunos clavos estaban guardados en la catedral y han podido ser puestos a salvo. La citada corona fue traída a Francia por el rey Luis IX en 1238.
Una retirada a tiempo. Las figuras de los apóstoles se han salvado porque fueron retiradas hace días
La túnica de San Luis.
Otro objeto rescatado de las llamas es la túnica de San Luis, un jubón que supuestamente perteneció
La corona de Cristo. Es la más importante reliquia puesta a salvo de cuantas tenía la catedral
al propio rey
Luis IX (12141270), que fue el último monarca europeo que se embarcó en una cruzada para liberar Jerusalén.
Reliquias perdidas.
En el interior de la aguja había tres reliquias que no se pudieron extraer: la que se considera una de las 70 espinas de la corona de Cristo y otras dos reliquias pertenecientes a san Dionisio y santa Genoveva.
El crucero.
En un espacio contiguo a la aguja también se hundieron el crucero y el transepto (o nave de la crucería) norte, al tiempo que existe gran inquietud por la reacción de la bóveda del edificio a causa de la gran cantidad de agua que recibió de las mangueras de los bomberos.
La cubierta.
Ropa de santo. La túnica de San Luis, el rey Luis IX, pudo ponerse a salvo después de iniciarse el voraz fuego
Dos tercios de la cubierta, es decir, unos 1.000 metros cuadrados, se vinieron abajo en el incendio que devoró las vigas de añejo roble francés que sostenían el segundo techado de la catedral.
Los muros.
Aunque hubo momentos en los que hasta los bomberos temieron que Notre Dame no resistiría su lucha contra las llamas, lo cierto es que los muros de la catedral soportaron todas las adversidades y ayer lucían perfectamente firme como un reclamo a su reconstrucción.