Federalismo
Por el módico precio de un menú casero, puede comprarse un libro relleno de sabiduría política que servirá de retiro reflexivo en medio de esta estridente campaña electoral. Me refiero a El federalisme vist per Isidre Molas, publicado por Editorial Base. Entre tantas novedades, ha pasado desapercibido y, por ello, justo antes de Sant Jordi, quisiera subrayarlo. Tratándose de un libro que versa sobre ideas políticas: es profundo y ligero al mismo tiempo. Uno saca gran provecho de su lectura, sin tener conciencia de haberse peleado con arduas frases o conceptos academicistas. El autor es un joven periodista, Manel
Vega, que durante 5 años ha mantenido largas conversaciones con el profesor y político Isidre Molas, una figura clave de la ciencia política catalana de los últimos 40 años y un actor político intencionadamente secundario, que, sin embargo, fue decisivo en la construcción del socialismo catalán.
Manel Vega destila estas largas conversaciones en un libro-entrevista que traduce, con la amenidad del periodismo más didáctico, el pensamiento de los que han reflexionado sobre cómo hacer compatible la unión y la diversidad: de Montesquieu y Kant a nuestros Anselmo Carretero, Trias Fargas o Solé Tura, sin olvidar a los que más han teorizado sobre el federalismo: Pi y Margall, Almirall, Prat de la Riba.
El libro no hace referencia al procés independentista ni tampoco a la reacción unitarista que ha suscitado en el resto de España. Pero el lector de sus páginas deducirá que Molas y Vega hablan de cómo convertir en positivo lo que, ahora, unos y otros consideran tan horrible: la diversidad no es un problema; y tampoco lo es la unidad. Al contrario: la libertad individual y colectiva son esenciales; pero la unidad es deseable y positiva (incluso necesaria) para hacer frente a las dificultades comunes. La ventaja del federalismo es que no responde a una fórmula, sino que es tan flexible como lo reclama la realidad de los que desean federarse: “Existe un problema que genera una tensión. Y una manera de resolverlo consiste en poner en común lo que sea necesario y posible y así reservar a cada territorio lo que no quiere poner en común”.
Si los que discuten hasta llegar a la unilateralidad o al aplastamiento judicial se pusieran de acuerdo sobre la anterior cita, ya tendríamos solución al problema territorial español (y europeo). Sin olvidar, por supuesto, esta otra reflexión de Molas: “Una sociedad sin derecho sería el triunfo del más fuerte”. Más aún: “Sin el derecho que asegura la libertad de ser diferente, sólo hay sociedad unánime”.
Quien tenga la tentación de aplicar, con razón, esta frase al unilateralismo independentista, que haga el esfuerzo de aplicarlo también a la sed de unanimidad que se desprende de los media que tienen sede en Madrid.
Molas: “Sin el derecho que asegura la libertad de ser diferente, sólo hay sociedad unánime”