“El tejado solar me dará el 100% de mi consumo”
Laia Roca ha sacado un gran partido a la azotea de su casa unifamiliar de Gràcia (Barcelona), donde ha colocado nueve captadores (3,3 kW), que completa con una batería para aprovechar de noche la energía producida. Hasta ahora, la producción solar cubre el 70% de su consumo, aunque espera que al final del año “pueda producir el 100%” de sus necesidades. Y si aún no es más autosuficiente, “es porque en marzo ha habido muchos días nublados y los días son cortos”. Es arquitecta, ella misma hace instalaciones fotovoltaicas y ha convertido su casa en un campo de pruebas. Monitoriza desde su móvil la producción de energía y su consumo, de manera que cuando llega a casa sabe si tiene energía o debe echar mano de la batería. Ella no ha tenido reparos en hacer una inversión importante (20.000 euros), con una amortización a 20 años vista, convencida de que necesita adquirir experiencia propia para asesorar a sus clientes. “Una instalación de autoconsumo es muy amortizable en las casas donde se hace mucha vida diurna o en oficinas, porque en estos casos no se necesita almacenar la energía”, explica. También le compensa recargar el coche eléctrico. “Me ahorro 200 euros en gasolina al mes y otros 200 euros en aparcamientos en la calle en zonas azules y verdes”, resume. La energía fotovoltaica ofrece ventajas insospechadas. El Club Natació Sabadell ha sustituido la cubierta de fibrocemento por un tejado solar (que abastece la maquinaria que calienta el agua de las piscinas y da iluminación al recinto); pero no ha tenido que invertir ni un euro. Un acuerdo con Naturgy le ha convertido en su socio financiero y el Club le compra la electricidad verde (que cubre el 20% de la demanda). “Con este proyecto, hemos cambiado el tejado, consumimos energía verde y en 10 años la planta será nuestra, con lo que habremos ahorrado unos 25.000 euros al año en gastos de luz”, dice Francisco Luna, director financiero del Club Natació. “Estoy encantada”, cuenta Mariona Huguet (tres hijos, técnica de comunicación) al valorar cómo trabaja el tejado solar en su casa unifamiliar de Terrassa (10 placas, 2,7 kW). Invirtió en él 6.100 euros; le permite ahorrar el 30% de la electricidad cada día, y espera amortizar todo en 10 años, en buena parte gracias a la reducción del IBI del 25%. “Pero no he instalado las placas por razones económicas, sino por convicción ambiental, para ayudar al cambio de modelo energético”, dice. Es una mujer preocupada por el cambio climático, socia de una cooperativa de energía, con coche eléctrico y defensora del transporte público. “Si no hacemos activismo desde casa, no cambiaremos nada”, explica sonriendo.