Greta y la casa en llamas
Eran padres y abuelos con actitud de arrepentimiento prometiendo a una niña que a partir de ahora se portarán bien. Los eurodiputados que ayer abarrotaban la sala de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, escuchaban y aplaudían a la chica que se salta las clases para defender al clima. “Soy Greta Thunberg, tengo 16 años, vengo de Suecia y quiero que a ustedes les entre el pánico”, fueron las primeras palabras de la activista del clima más joven y famosa, la que ha sido capaz de sacar a millones de jóvenes de toda Europa a la calle a exigir a sus mayores que sean más responsables, y a la que todo el mundo quiere ver y escuchar.
Con su silueta frágil, cara redonda, mejillas coloradas y largas trenzas, Greta se movía tímida pero decidida por los pasillos del Parlamento Europeo dirigiéndose a la sala donde la esperaban diputados y asistentes con la expectación que sólo levantan las estrellas del rock. Allí, sin levantar la voz, en tono suave, con unas lágrimas que resbalaron por sus mejillas en un momento de emoción, la joven Greta les cantó las cuarenta a los eurodiputados, como hace siempre que tiene la ocasión de dirigirse a un público de autoridades. Sin complacencia alguna, les pidió que entren en estado de pánico como si “su casa estuviera en llamas”. Porque en llamas está el planeta, según la versión de la joven sueca, y aunque los políticos le dicen que el pánico es una mala consejera, cuando se quema algo tuyo, se necesita un cierto nivel de pánico para reaccionar. “Nuestra civilización es tan frágil, casi un castillo levantado en la arena”, dijo Greta.
A los diputados les fue recordando todo lo que no hacen y que deberían llevar a cabo. Nuestra casa se derrumba y nuestros líderes no actúan como tal, hablan sólo de los impuestos y del Brexit, celebran tres cumbres extraordinarias sobre el Brexit y ni una sola sobre el cambio climático, no reaccionan de acuerdo con la gravedad de la situación... Greta seguía con voz suave riñendo implacable a los diputados sin que ninguno se atreviera a rechistar.
Es una estrella, apreciada por la opinión pública que admira su determinación, y no se arriesgan
”He leído que algunos partidos no me querían hoy aquí porque no quieren hablar del cambio climático”
ni a recordarle que faltar a clase no está bien.
Greta empezó su andadura en agosto pasado con los “huelgas por el clima”, sentándose ante el parlamento de su país, para reclamar atención para un planeta que se nos va, y su semilla está fructificando en las calles de Europa poniendo en evidencia a los responsables políticos que le dedican más buenas palabras que hechos concretos. Consciente de ello, Greta, pide que no se pierda la oportunidad de votar en las elecciones europeas de mayo. Ella no podrá hacerlo, aún no tiene la edad mínima exigida en su país, pero por pide a los que puedan que lo hagan para influir en la toma de decisiones, especialmente en lo que se refiere a su gran causa, la del cambio climático.
Greta fue a Estrasburgo acompañada sólo por su padre y una amiga de la familia que reside en Bélgica, pero son tan discretos que ni se les ve, ni se les oye. Con el presidente del Parlamento, Antonio Tajani, se entrevistó ella sola, sin acompañantes, y así también entró en la comisión de Medio Ambiente, con respeto pero sin miedo; con la mirada baja pero decidida; con el discurso nada complaciente que dedica siempre a los dirigentes políticos que acuden a escucharla. El grupo parlamentario de los Verdes había solicitado su intervención en el pleno, pero lo impidieron las normas de la Cámara, y que reservan el plenario a jefes de gobierno , y las reticencias de algunos partidos. Greta lo recordó. “He leído que algunos partidos no me querían hoy aquí, porque no quieren hablar del cambio climático”, dijo antes de pedirles a todos, a los que la han invitado y a los que no deseaban su presencia, que despierten y que hagan los cambios porque el tiempo se agota, si no es que ya se acabó y seguimos sin saberlo. Con tono modesto, no pide que le hagan caso a ella, sino a los científicos que alertan desde los laboratorios y a los estudiantes que protestan en las calles. Primer paso, ir a votar.