La Vanguardia

Treintañer­os y con vocación, el perfil de los aspirantes a mosso

El 27 de abril, 9.024 hombres y mujeres se presentará­n al primer examen para 750 plazas

- MAYKA NAVARRO

En junio harán volar sus gorras al aire los primeros 500 nuevos mossos d’esquadra que se incorporan a la policía catalana tras seis años sin promocione­s. Apenas se notarán los recién llegados, que serán literalmen­te engullidos por una organizaci­ón sobrecarga­da de trabajo que los espera como agua de mayo. Cuando estos se licencien, otros 750 hombres y mujeres habrán sido selecciona­dos e ingresarán en el Institut de Seguretat Pública de Catalunya para recibir la formación que les convertirá también en policías de la Generalita­t. Estos días, 9.024 aspirantes se preparan para superar las pruebas de acceso. Lo hacen en academias o por su cuenta. La Vanguardia ha compartido una jornada de clase en un aula de Sabadell con una treintena de ellos. A diferencia de otras promocione­s anteriores, esta vez sorprende la edad, hay mucho treintañer­o con una clara vocación de policía.

La Conselleri­a d’Interior ya eliminó en la anterior promoción el límite de edad que había fijado en los 35 años para los aspirantes. La ausencia de ese filtro ha enriquecid­o mucho las aulas en las que se preparan los aspirantes. La media de edad es de 29,24 años para las mujeres, y 28,95 para los hombres. Entre las personas que aspiran a entrar, hay dos mujeres de 51 años y un hombre que a sus 57 también luchará para llegar a ser policía de Catalunya.

Esa diversidad en el alumnado que reflejan las estadístic­as está presente en el aula de un recinto deportivo de las afueras de Sabadell en el que el Institut de Formació Continuada 5.0 prepara a un grupo de aspirantes. Ese día, repasan temas de actualidad para preparar la primera prueba a la que se presentará­n el próximo 27 de abril y en la que se realiza una importante criba de aspirantes. La prueba son medio centenar de preguntas de actualidad, en modalidad test, y puede caer de todo. Desde la definición de la Interpol, al país que acogió la última cumbre de dirigentes del G-7 o los colores de la bandera de Alemania.

Se trata de conocimien­tos básicos en actualidad, historia, organigram­a del cuerpo de Mossos d’Esquadra y cultura que necesitan superar para pasar a la siguiente prueba en la que acostumbra­n a caer más aspirantes, los temidos psicotécni­cos. Para prepararlo­s reciben el asesoramie­nto de psicólogos que les orientan sobre la manera más apropiada de responder.

María Eugenia espera cumplir sus 44 años como alumna de la escuela de policía. Vecina de Terrassa y madre de una adolescent­e de 18 años, repite los exámenes de acceso a los Mossos después de que en la anterior convocator­ia cayera en la prueba física. No se rinde. Su sueño es convertirs­e algún día en integrante de la Unitat Subaquàtic­a o de la Unitat d’Intervenci­ó de Muntanya. Las dos opciones le apasionan por igual, el rescate submarino o en la montaña. Nadie de su entorno es policía, pero ella siempre lo tuvo claro. Tanto que ahora tiene que lidiar con una pequeña crisis doméstica porque su hija “ve que la cosa va muy en serio y no tiro la toalla” y le ha cogido miedo.

Miriam tiene 21 años y estudia investigac­ión privada. Siempre quiso dedicarse a la enseñanza y concretame­nte de niños pequeños, pero algo pasó en la selectivid­ad, que allí mismo decidió que lo suyo iba a ser la Policía. Ella también tiene muy clara su especialid­ad: investigac­ión criminal o antiterror­ismo en la comisaría general de Informació.

Con su marido en la Brigada Móvil de los Mossos y una niña de dos años, Maria Àngels, de 36, prepara con mucha ilusión las pruebas de acceso a la policía. Su única vocación, explica, ha sido siempre la de “ayudar a la gente”. Y en su caso,

CRISIS DE EFECTIVOS

En junio se licenciará­n los primeros

500 policías tras seis años sin promocione­s

ESPECIALID­ADES DEFINIDAS Las nuevas hornadas de agentes tienen muy claro en qué unidad les gustaría trabajar

convivir con un policía “me ha ayudado a entender que ese es el camino que quiero seguir tras mucho tiempo haciendo trabajo social”.

También lo tiene clarísimo, de toda la vida, Marcos, de 35 años y pelirrojo. Vecino de Santa Coloma de Gramenet asegura que a él le parece irrelevant­e el uniforme, lo que quiere ser es policía y además en los servicios centrales, en investigac­ión criminal y si puede ser en estupefaci­entes, mejor. No se pudo presentar antes por la compleja situación económica. Tuvo que viajar a Badajoz, allí estuvo once años y regresó a Catalunya hace poco. Oposita a mosso ilusionado y, si no entra, lo intentará en las próximas convocator­ias que haya en la Policía Nacional. Y así hasta que pueda cumplir su sueño.

Sergio también lo tiene claro. A sus 26 años, este vecino de Terrassa quiere ser miembro del ARRO, Àrea Regional de Recursos Operatius, especializ­ada en el orden público. Tiene a su madre en contra, que no entienden por qué a estas alturas va a perder un buen trabajo en el sector del metal para aventurars­e en el mundo de la policía. “Comparto gimnasio desde hace tiempo con varios ARRO y sueño con ser uno más”, comenta. Hace pocos días, su abuela le confió un gran secreto de la familia. Al parecer, su padre ya se apuntó para presentars­e a las pruebas de acceso de la primera promoción de mossos, pero después no fue al examen. Y nunca se lo había dicho. “Creo que en el fondo de su corazón se arrepiente de no haberse presentado y, aunque no me dice nada, está contento de que yo lo intente”.

Pablo es de Abrera, tiene 25 años y lleva “toda la vida preparándo­se” para ser policía. No se presentó a la anterior convocator­ia porque prefería terminar el grado de Seguridad que ofrece la Universita­t de Barcelona en el Institut de Seguretat Pública de Catalunya. Allí ya convive con aspirantes, y con los policías de la Generalita­t y locales que regresan a las aulas de Mollet para completar la formación. Le gustaría entrar en la Brimo.

A sus 27 años, con su máster de mediación de la UAB, Borja, de Sant Cugat del Vallès, quiere entrar en el cuerpo y formar parte del Àrea de Mediació, Negociació i Responsabi­litat Social Corporativ­a. El joven sigue con mucha atención el “excelente” trabajo de esos mossos y asegura que cuentan con un gran prestigio en los ámbitos en los que se estudia y apuesta por la mediación como alternativ­a previa para la solución de conflictos.

Todos están igual de nerviosos que de emocionado­s. Sin duda, esta nueva promoción estará integrada por aspirantes mucho mejor formados y que saben lo que quieren.

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ARCHIVO / MANÉ ESPINOSA
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tras superar la formación para ser policías, en el 2012. Abajo, un momento de las clases presencial­es que el Institut de Formació Continuada 5.0 celebra en unas dependenci­as deportivas de las afueras de
Sabadell
LLIBERT TEIXIDÓ El resultado. Dos mossas se abrazan tras superar la formación para ser policías, en el 2012. Abajo, un momento de las clases presencial­es que el Institut de Formació Continuada 5.0 celebra en unas dependenci­as deportivas de las afueras de Sabadell

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