La Semana Santa distrae a Sant Jordi
Los mayoristas de Mercabarna-flor prevén una ligera caída de las ventas de rosas al ser festivos los días previos a la Diada
Cuando los niños vuelvan al colegio tras unos días de vacaciones y aún quede un trozo de mona en la nevera será el momento de los libros y las rosas en las calles. Cosas del calendario, la Diada de Sant Jordi este año cae justo después de Semana Santa.
Esta coincidencia aparentemente irrelevante hace creer a los mayoristas de Mercabarnaflor que repercutirá en las ventas de rosas, siendo ligeramente inferiores a las del año pasado. En el mercado de floristas han notado un retraso en los pedidos del sector de la restauración, de las empresas que obsequian a trabajadores con una rosa y de los estudiantes y lo atribuyen a la dificultad de estos colectivos para organizarse en días festivos.
El concejal de Empresa, Turismo, Comercio y Mercados del Ayuntamiento de Barcelona, Agustí Colom, considera que “se puede producir un ligero descenso, de aproximadamente un 5%”, aunque se espera que los pedidos de última hora mantengan las ventas alrededor de los siete millones de rosas. Más optimistas se muestran desde el Gremi de Floristes de Catalunya, que se plantean superar el récord alcanzado el año pasado y hablan de hasta siete millones y medio de rosas vendidas.
Sea como sea, lo que parece claro es que la tradición se impone y las rosas rojas serán las más solicitadas. Las amarillas, muy buscadas por las entidades independentistas el año pasado, no se venderán tanto como en el 2018. Se quedarán en un 5% del total debido a un incremento del precio de las rosas de colores. “Las de tonos claros van más caras por una mayor demanda en Europa y América con motivo de la Pascua”, explica el presidente de la asociación de empresarios y mayoristas de Mercabarna-flor, Miquel Batlle.
Sólo en Barcelona habrá unos 4.000 puntos de venta de rosas legales. El presidente del Consell de Gremis, Joan Guillén, calcula que se pueden llegar a instalar entre 2.000 y 2.500 puestos no autorizados a lo largo del día en la capital catalana. Durante la rueda de prensa de presentación de la Diada, aprovechó para pedirle a la Guardia Urbana una mayor dedicación para frenar la competencia desleal que supone su presencia. El intendente Benito Granados recogió el guante y se comprometió a ello, con un dispositivo especial a primera hora de la mañana, aunque también requirió la colaboración ciudadana. “Igual que pedimos que se utilice el transporte público para moverse durante el día de Sant Jordi, hay que pedir que las compras se hagan en los establecimientos autorizados”, apuntó el portavoz de la Guardia Urbana.
Los gremios de comerciantes piden un mayor control sobre la venta ilegal de rosas en la ciudad