La Vanguardia

David Otero, una oda a la libertad de sus dos hijos

El músico debuta como escritor hablando de paternidad

- ALBERT DOMÈNECH

Difícilmen­te uno puede encontrar el testimonio de un padre o una madre que asegure que con la llegada de un hijo no le haya cambiado la vida. David Otero (Madrid, 1980) ha ido más allá y tras su doble experienci­a de paternidad con el nacimiento de Luna (12) y Gael (5) se ha decidido a debutar como escritor para compartir sus reflexione­s y vivencias en una publicació­n intimista que considera “un canto y un llamamient­o a la libertad de mis hijos”.

Lo que empezó siendo una canción ha desembocad­o en una obra literaria, Precipicio al mar (Aguilar, 2019), con la que el cantante y el compositor expone un conjunto de relatos que gravitan en torno a sus vivencias como padre junto a pareja Marina, textos salpicados de ternura y alegría, pero con alguna dosis de crudeza y desarraigo. Y es que si una cosa deja clara el artista es que no es nadie para dar consejos en esta faceta, en la que no existen recetas de éxito: “No hay que obsesionar­se en querer ser un padre perfecto; es un aprendizaj­e conjunto en el que lo ideal es jugar con la intuición. Tomar decisiones sensatas es lo que más me preocupa como padre”, asegura en un encuentro con La Vanguardia.

Otero cree el sentimient­o de culpa a la hora de educar a los hijos aparece de manera natural en ambas partes, padres y pequeños, por lo que aboga por asumir que siempre se darán diferentes escenarios más allá de intentar dar con un modelo ideal: “El problema es cuando una de esas dos partes se cree perfecta, porque es ahí cuando aparece una lucha insana. Lo que intento decir en el libro es que hay que fluir, ser coherente con tus valores y tener claro que si te equivocas es parte de todo el proceso”.

El músico se sincera a la hora de reconocer que ser padre es lo que más le ha tocado el corazón en toda su vida: “Te cambia tanto la vida que te deja en el aire mucho tiempo; ver nacer a un bebé es una sensación casi mística”, expone, en lo que para él es un cambio de óptica radical e irreversib­le. A pesar de ello, tanto él como su pareja han decidido que el hecho de ser padres no podía condiciona­r en exceso su vida. “Se trata de darle tiempo, espacio, amor y dedicación a un a variante más, pero no creo que por ello haya que cerrar todas las demás”, explica Otero.

Las dos noticias de ambos embarazos las recibieron en un hotel: el primero en Cadaqués y el segundo en Nueva Zelanda, pero tanto Luna primero, y más tarde Gael, nacieron en la tierra de su pareja, concretame­nte en Buenos Aires: “No fue algo pensado ni buscado años atrás, sino que las circunstan­cias nos llevaron hacia allí. Lo sentimos así y nos parecía coherente”, explica. El artista también se sincera sobre un capítulo vital por el que pasó tras el nacimiento de Gael, una depresión posparto paterna que le descolocó: “Fue algo muy chocante para mí porque jamás suelo estar sin energía y no tenía ganas de hacer nada. Lo pasé mal, pero por suerte tal y como vino se fue”.

El músico explica que sus dos primeras editoras fueron su mujer y su hija, por lo que en el libro no hay nada que no haya sido aprobada por ellas. El madrileño también reconoce que la dificultad de un padre cuando sus hijos ya son adolescent­es es detectar cuál es el mejor momento para dejarlos volar, una fase en la que admite encontrars­e ahora con su hija: “Lo que sí que creo es que no hay que dejarse llevar por la sobreprote­cción y la imposición de una sabiduría que les dé una guía demasiado invasiva en sus vidas”.

David Otero también se refiere a aquellos momentos que pueden llegar a sacar de quicio a cualquier padre y que, más allá de su terror cuando los niños juegan en una piscina, no parecen haberle pasado factura: “La pérdida de control de un niño es algo medianamen­te cotidiano: llantos, pataletas, rabietas...Cuando entiendes que es una parte más de su comunicaci­ón y no es nada contra ti, lo llevas de otra manera”, confiesa alguien que se define como poco escrupulos­o y dramático ante situacione­s caóticas generadas por el despertar de las pequeñas fieras.

El cantante también se deshace en elogios hacia Maro (como él llama a Marina), su pareja y su pilar, de quien no duda en asegurar que es “la líder de nuestro partido político”. ¿Cuál es el lema de este partido? “¡Por una vida libre!”. Y si puede ser libre de precipicio­s acuáticos, mejor.

El cantante reconoce que sus pequeños, Luna y Gael, le han transforma­do el alma y cambiado la vida

 ?? ÀLEX GARCIA ?? El artista presenta el libro, Precipicio al mar, publicado por la editorial Aguilar
ÀLEX GARCIA El artista presenta el libro, Precipicio al mar, publicado por la editorial Aguilar

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain