Final inédita del Godó tras la derrota de Rafa Nadal
Un soberbio Thiem acaba con la aventura de Nadal y se clasifica para una nueva final del Godó
No es algo que ocurra todos los días. De hecho, es la cuarta vez que pasa desde que Rafa Nadal es profesional. Que el mallorquín se despida antes de tiempo del Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó siempre merece una reflexión. Nunca había perdido un partido de semifinales (o una final) hasta ayer. Después de 23 intentos, fue Dominic Thiem el que podrá contar a sus hijos que fue el culpable de acabar con esa increíble estadística. El austriaco jugará la final del Godó contra Medvedev por la sencilla razón que fue mejor que Nadal. Estuvo soberbio y firmó una victoria sin paliativos.
El mallorquín volvió a caer en semifinales, como la semana pasada en Montecarlo, y mantiene su cosecha en tierra este año a cero. No es algo que le preocupe al siempre analítico Nadal. “Esta semana noto que he avanzado hacia el objetivo, la semana pasada no”, exponía tras el partido con un rostro muy serio. El objetivo, por supuesto, no es otro que Roland Garros. Toda la preparación del manacorense va siempre encaminada a estar en las mejores condiciones en París. Su paso por Barcelona ha sido una etapa más en este viaje que casi siempre tiene un final feliz, así que es difícil reprocharle nada.
Aunque vio perder a su ídolo, el público de la pista Rafa Nadal disfrutó de lo lindo con uno de esos partidos que magnifican el tenis. Una batalla descomunal entre el monarca y un aspirante que cada vez tiene menos que aprender. Es el cuarto año consecutivo que Thiem anula a Nadal en tierra (Buenos Aires 2016, Roma 2017, Madrid 2018 y Barcelona 2019). Sólo Djokovic tiene un mejor currículum ante el rey de la arcilla. El austríaco ha hecho méritos sufimuy cientes para postularse como un aspirante de garantías.
Claro que por importantes que sean las batallas ahora, nada tendrá que ver cuando toque luchar por la Copa de los Mosqueteros. Será entonces cuando se den las notas de verdad.
Hay derrotas tras las que uno puede reprocharse muchas cosas. Partidos tras los que hay muchas cosas que corregir. No fue el caso de Nadal ayer, que simplemente admitió la evidencia, que Thiem fue mejor. Si acaso mejorar el servicio sería su único pero. “Ahí ha estado la diferencia”, convino el mallorquín. Pero no fue sólo ahí. Sobre la arcilla se vio en Thiem a un tenista sin fisuras. Con un revés poderoso, un saque sin defectos y unas dejadas que volvieron loco a Nadal. Enfrente, el campeón cedió el trono dando la cara, como no podía ser de otra manera. Demostrando que sigue dando pasos adelante, que sigue creciendo esta temporada tras el “bajón mental” que sufrió en Indian Wells, como él mismo admitió.
No tardó demasiado Thiem en trasladar al marcador esa ligera superioridad que destilaba desde el primer punto del partido, una doble falta de Nadal. El austriaco firmó el primer break ya en el quinto juego. El mallorquín intentó levantar el 0-40 pero una segunda doble falta le acabó condenando. Salvó la situación con su siguiente servicio pero al resto se mostró inoperante. Mejor dicho, Thiem se mostró majestuoso y no le dejó ni soñar con una rotura. Su elenco de golpes fue maravilloso. Las bolas altas despistaban a Nadal y sus golpes ganadores de revés eran inapelables.
El austriaco se llevaba el primer set, el segundo que perdía Nadal en unas semifinales o final del Godó en toda su carrera. Pero aún quedaba margen para darle la vuelta a la situación. El problema es que no sólo dependía del campeón. O Thiem aflojaba o ni siquiera el mejor jugador de la historia sobre tierra iba a poder con él. De nuevo en el quinto juego, Nadal cedió su saque y ya no pudo recuperarse. Lo tuvo en sus manos en el último juego del partido, con servicio para Thiem, cuando se puso 0-40, pero el austriaco solventó el peor momento del partido, levantándose como si él fuera el campeón. Una victoria inapelable la suya, que le abrió las puertas de una nueva final. En el 2017 perdió ante Nadal, hoy tendrá a Medvedev enfrente. Barcelona busca sucesor.
UNA MARCA DESTACABLE El austriaco ha derrotado al mallorquín en tierra una vez cada año desde el 2016, todo un hito