El temporal dejó 76 muertos
De acuerdo con el FMI Irán entró en recesión en el 2018 y se espera que su PIB disminuya un 3,6% en el 2019. Pero la sequía, la contaminación del agua y las tormentas de arena han hecho que la vida sea extremadamente difícil en muchas regiones, sobre todo aquellas habitadas por minorías étnicas y religiosas. Esto se hace especialmente crónico en esta provincia del Juzestán, de mayoría árabe fronteriza con Irak que alberga las mayores reservas de petróleo y donde cada vez es más frecuente ver protestas sociales por asuntos relacionados con el medio ambiente como son la contaminación, los cortes de agua potable y de electricidad. “Los habitantes del Juzestán han vivido históricamente de sus cultivos y de la pesca, pero todo esto ha desparecido en los últimos años. Mucha gente ha perdido todo”, explica Seherian, profesor de secundaria que ha llegado hasta Oteysh para ayudar a los habitantes. Al igual que esta población, otras 4.500 ciudades y villas de Irán fueron afectadas por las lluvias. Decenas de miles de personas tuvieron que ser evacuadas y ubicadas en refugios o tiendas de campaña, otros miles fueron hospitalizadas y 76 perdieron la vida. El drama humanitario es el más extenso que ha vivido el país en muchos años y se hizo peor por las dificultades para recibir ayuda como consecuencias de las sanciones económicas.