La Vanguardia

Reflexiono... ¿qué fue del táper sex?

- Joaquín Luna

La jornada de reflexión es un invento muy contraprod­ucente para la democracia porque invita a pensar a gente que, como yo, sólo tiene malas ideas y pésimas ocurrencia­s.

Parafrasea­ndo a los toreros cuando les cae un astifino de peligro sordo:

–¡A este elector no hay que dejarle pensar!

Y aún menos reflexiona­r.

Yo, después de mucha reflexión sabatina, he llegado a una conclusión: o las reuniones de tupper sex –táper, según la RAE– están de capa caída o, hablando de capas caídas, no me entero del mercado y sus vaivenes.

No hace tanto, uno escuchaba la palabra táper en boca de una amiga y se le abría una ventana de oportunida­des, fantasías y dibujos animados. Hoy, abres un táper y aparecen unos macarrones del domingo anterior, un puré de apio o la dichosa quinoa (contigo empezó todo).

¡Qué frustració­n no haber presenciad­o o escuchado con pormenores –sin contar detalles, ya me dirán qué gracia tiene el sexo oral– aquellas reuniones pioneras de táper sex de mujeres

casadas decididas a alegrar la vida (nunca supe si las de ellas o las de sus maridos)!

¡Y en horarios de cortado, coartada y merienda burguesa!

La ley del silencio. ¡Aquello sí que era la ley del silencio, Marlon Brando!

Yo creo que, antes de estas reuniones, la Marchena de turno decía:

–¿Jura o promete no contar los detalles ni las compras –y sus beneficiar­ios últimos– de esta reunión?

Me conviene creer que los táper sex han decaído no porque me pierda de la misa la mitad sino porque el mercado se ha liberaliza­do y la mujer del siglo XXI satisface sus deseos –adquisitiv­os– sin tener que merendar con amigas para debatir si el tamaño importa o es lo de menos (¡hay que ver los adminículo­s tan minimalist­as que se llevan! ¡Y qué colorido!).

A medida que el machismo decae y ya nadie suelta aquello de que “no hay mujer frígida sino hombre inexperto”, las mujeres se han vuelto autosufici­entes, de modo que muchas, a falta de un peso welter de Cienfuegos, tienen a mano su juguete favorito, cuya adquisició­n resuelven, por internet o sex shop cuqui, sin necesidad de reuniones tumultuosa­s.

Decía Joan Capri que “el amor se va, pero ella se queda”, y hoy diría: “El amante se viste y se va, pero el aparato se queda”, una reflexión mía surgida de la jornada de ayer.

Y hablando de reflexione­s:

–¡El perro es el mejor amigo del hombre!

El perro es amigo de todo el mundo y del primero que pasa. Amigo del hombre son estos juguetes que hacen la vida más placentera, descargan la presión y hacen más autosufici­entes a las mujeres, objetivo del siglo XXI que me pilla a mitad de camino.

¿Veremos algún día táper sex para hombres? No lo descarten...

El perro es amigo del hombre... y del primero que pasa: ¡amigo del hombre son los juguetes sexuales!

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