La comunión del Godó y Barcelona
LA final entre Dominic Thiem y Daniil Medvédev pondrá esta tarde broche de oro a la 67.ª edición del Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó en las instalaciones del Real Club de Tenis Barcelona. Pese a la decepción del público por la derrota de Rafael Nadal en semifinales, el torneo vivirá hoy una final inédita de la que saldrá un nuevo campeón entre el jugador austriaco, verdugo del once veces ganador del Godó, y el joven tenista ruso.
Un año más, el Godó ha sido un éxito total deportivo, social y de público demostrando la comunión estrecha que existe entre este histórico acontecimiento y Barcelona. En lo deportivo, el torneo ha contado con la presencia de cinco de los top ten del ranking ATP, entre ellos Nadal, Zverev y Thiem. Otro de los grandes alicientes de esta edición ha sido poder observar a la mayoría de los tenistas bautizados como la next gen, los jóvenes que deben tomar el relevo en su día a los Federer, Djokovic y Nadal. Y si bien la mayoría de ellos no han llegado en esta ocasión lo lejos que hubieran deseado, han demostrado que tienen un futuro más que prometedor y suficiente nivel tenístico para intentar llegar a lo más alto, algo que sí ha confirmado el ruso Medvédev plantándose en la final del torneo.
El momento emotivo de esta edición del Godó ha sido la despedida definitiva del torneo de David Ferrer, que a sus 37 años se retira de las pistas. Su último partido en la central, pese a ser batido por su amigo Nadal, fue una dulce derrota para un hombre que ha llegado a disputar cuatro finales del torneo sin lograr ganarlo nunca. Otro detalle entrañable ha sido también el homenaje ofrecido a Manuel Orantes al cumplirse los cincuenta años de su primer título en el torneo barcelonés.
La respuesta del público al torneo ha sido, una vez más, espectacular, y se espera volver a superar los cien mil espectadores del pasado año. Barcelona ama el tenis, y el Godó no sólo le da la oportunidad de poder ver a los mejores jugadores del mundo sobre tierra batida sino que también genera a la capital catalana un impacto económico cercano a los 50 millones de euros. El torneo que organiza el RCTB ha vuelto a brillar un año más tanto por el nivel tenístico ofrecido por los jugadores como por su excelente organización y la imparable y creciente actividad de un village que se ha convertido estos días en punto de encuentro de deportistas, empresarios, artistas y miles de aficionados que siguen fieles al histórico torneo, uno de los más valorados del circuito por los tenistas profesionales.