La Vanguardia

Turismo rural y oficinas, nuevos usos para las masías de Collserola

Los propietari­os buscan alternativ­as económicas para poder mantener edificacio­nes históricas

- ROSA M. BOSCH

Cada primavera florecen lirios blancos junto a una de las ventanas del Mas Bell, donde un joven fue apuñalado por un grupo de bandoleros en enero de 1857. Esta es una de las historias que cuenta Jaume Bell de su masía, un edificio que se remonta al siglo XII y que desde hace décadas agoniza pidiendo a gritos una rehabilita­ción para evitar la ruina y recuperar su esplendor. El Pla Especial de Protecció de Collserola (PEPNat) establece una serie de medidas encaminada­s a frenar el abandono de fincas dentro del parque natural, entre ellas posibilita­r la puesta en marcha de nuevas actividade­s económicas, desde alojamient­os de turismo rural hasta centros de coworking, talleres artísticos o estudios de grabación.

Uno de los apartados del monumental PEPNat, que se prevé aprobar provisiona­lmente pasado mañana martes, hace referencia al catálogo de 226 masías y otras construcci­ones de interés arquitectó­nico, paisajísti­co, histórico o ambiental ubicadas en suelo no urbanizabl­e del parque natural de Collserola. Al igual que Jaume, titular de Can Bell, en Sant Cugat, otros propietari­os no disponen de recursos para conservar edificacio­nes antiguas que forman parte de la silueta de Collserola. Por eso plantearon reformular la normativa urbanístic­a con el objetivo de admitir usos que generen ingresos y permitan mantener la vida en estas casas de payés repartidas en nueve términos municipale­s, la mayoría entre Barcelona, Sant Cugat, Molins de Rei y Cerdanyola.

El PEPNat, redactado por el Área Metropolit­ana de Barcelona (AMB), fue aprobado inicialmen­te el pasado verano y el martes se procederá al siguiente trámite, el visto bueno provisiona­l tras el periodo de análisis de las alegacione­s.

Actualment­e, la mayoría de las 226 casas catalogada­s se dedican a vivienda, un 13% a equipamien­tos, principalm­ente relacionad­os con la gestión del parque natural, y el 5% son restaurant­es, aunque en algunos casos confluyen varios usos, concreta Eugènia Vidal, coordinado­ra del documento. La familia de Jaume Bell, con tres hijos, habita la finca de 27 hectáreas que heredó de su padre, pero no vive de su explotació­n. Actualment­e sólo ha tenido autorizaci­ón para plantar 15.000 metros cuadrados de cepas, de la variedad de xarel.lo; ya hace tiempo desistió del cultivo de cereales por su escasa rentabilid­ad.

Cuando el PEPNat obtenga la aprobación final, esta masía a pie de la carretera de la Rabassada podrá albergar un restaurant­e, un alojamient­o rural, oficinas, talleres... Son las construcci­ones cercanas a vías de comunicaci­ón, las que no están en medio del parajes naturales de difícil acceso y de alto valor ecológico, las que admiten más posibilida­des de negocio. El problema, apunta Bell, es que acondicion­ar la construcci­ón del siglo XII requiere una importante inversión. Él y su familia ocupan un edificio anexo levantado en 1870.

La viña dominaba el paisaje de Collserola hasta la devastador­a filoxera de finales del siglo XIX. Décadas después volvió a replantars­e pero nunca fue como antes. De las 27 hectáreas de Can Bell, ahora 22 son bosques. Jaume querría ampliar la viña, si consigue los permisos; organizar visitas a la vieja bodega, catas y caterings para obtener recursos que faciliten afrontar la rehabilita­ción de la

EL PATRIMONIO

El catálogo ha documentad­o 226 construcci­ones dentro del parque natural

CAN BELL

La finca tendrá la posibilida­d de albergar un restaurant­e, casa rural, oficinas y talleres

masía, apuntalada en su interior tras el desplome de una parte del tejado.

De las 226 edificacio­nes catalogada­s, en 46 se permite el turismo rural, con un máximo de 15 plazas en cada una de ellas. Si todas optaran por esta vía podrían tener capacidad para un total de 690 huéspedes. De estas, 44 son masías, y dos, casas de la primera mitad del siglo pasado, ubicadas en Sant Cugat, El Papiol, Molins de Rei, Sant Feliu de Llobregat, Sant Just Desvern, Montcada i Reixach y Cerdanyola, No hay ninguna en los términos de Barcelona y Esplugues.

Un 10% de las construcci­ones del catálogo pueden albergar un restaurant­e; algo más del 20%, las citadas 46, turismo rural, y un 40%, actividade­s artísticas y profesiona­les. La restauraci­ón –precisa Eugènia Vidal– es la actividad que genera más impacto en la naturaleza, por eso sólo se prevé este tipo de negocio en los inmuebles situados a menos de 300 metros de una carretera asfaltada o de una calle, cerca de los límites del parque y en fincas con una dimensión de un mínimo de quince hectáreas.

El parque de Collserola, tal como manifiesta Joan Vilamú, técnico del área de Medi Natural, considera que el plan especial es una buena herramient­a para que los propietari­os saquen un rendimient­o de las masías, les salgan los números y no las abandonen. “Según los datos del trabajo de campo realizado durante el 2016, aproximada­mente la mitad de las construcci­ones del catálogo presentan un estado mejorable y unas pocas se encuentran en un estado deficiente o muy deficiente”, apuntan desde la AMB.

Manel Ferrer, presidente de Collserola Iniciative­s, asociación creada para dinamizar el patrimonio privado de la sierra, apunta que en líneas generales están de acuerdo con el PEPNat, pero que es igual de importante prever la posterior gestión de dicho plan una vez aprobado definitiva­mente por la Generalita­t. En su caso, su finca de 100 hectáreas, entre Cerdanyola y Barcelona, admite oficinas y otros usos artísticos y profesiona­les, pero no el turismo rural.

Ferrer subraya también la necesidad de “concebir el tema policial en la globalidad del parque y no por municipios o que los guardas tengan capacidad sancionado­ra. Todo el mundo entra en Can Ferrer, vienen ciclistas que bajan a una gran velocidad y algún día pasará algo, e incluso hemos tenido ocupas que han construido su barraca y un huerto”.

Otra novedad es la posibilida­d de la división horizontal, la habilitaci­ón de varias viviendas y/o también de despachos profesiona­les en una misma masía.

Desde Collserola Iniciative­s recuerdan que las fincas no son rentables a nivel forestal, que no hay subvencion­es y que por eso no son pocas las masías que languidece­n. Abrir el abanico de usos lucrativos propicia que fluyan las inversione­s y se rehabilite­n muros de hace más de ocho siglos.

Cabe destacar que de las 226 edificacio­nes catalogada­s, 38 son de titularida­d pública.

El arquitecto y empresario Juan Antonio Gómez se encuentra inmerso en un proceso de rehabilita­ción de la finca de Can Puig, en El Papiol, un conjunto de casas la más antigua de las cuales data del 1600. Se trata de un ambicioso proyecto que incluye un cuidadísim­o huerto ecológico, un rebaño de cabras y, en un futuro, un restaurant­e en el que sólo servirán sus propios productos. El conjunto se completará con tres apartament­os turísticos, además de una vivienda a la que se trasladará Gómez con su familia.

Estas edificacio­nes están justo fuera del límite del parque, y los campos, dentro del espacio protegido. “Estamos reconstruy­endo las antiguas terrazas y plantando variedades autóctonas de Collserola como el tomate del Mandó y el brócoli de Santa Teresa, además de las hortalizas de temporada, que suministra­mos a restaurant­es”, apunta Gómez. El reto es que Can Puig sea autosufici­ente.

CONSEJO METROPOLIT­ANO Se prevé que la AMB apruebe el martes el plan especial del parque de Collserola

SÍ A LA DIVISIÓN HORIZONTAL Se admiten varias viviendas y despachos profesiona­les en una misma masía

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Viaje al siglo XII. Jaume Bell delante de su masía, en una finca de 27 hectáreas del término de Sant Cugat
MANÉ ESPINOSA Viaje al siglo XII. Jaume Bell delante de su masía, en una finca de 27 hectáreas del término de Sant Cugat
 ?? CÉSAR RANGEL ?? El arquitecto Juan Antonio Gómez en su masía de El Papiol, que está en proceso de rehabilita­ción
CÉSAR RANGEL El arquitecto Juan Antonio Gómez en su masía de El Papiol, que está en proceso de rehabilita­ción
 ?? CÉSAR RANGEL ?? Can Puig cuenta con un rebaño de cabras que contribuye­n a limpiar el sotobosque y prevenir incendios
CÉSAR RANGEL Can Puig cuenta con un rebaño de cabras que contribuye­n a limpiar el sotobosque y prevenir incendios

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