La Vanguardia

Viajando

- Pedro Nueno

Hemos vuelto a batir los récords de viajar en Semana Santa. La economía va funcionand­o y ya no queda mal que se vea que uno se gasta dinero yéndose con su familia a conocer mundo. Conocer mundo es bueno para todos, desde los niños hasta los más mayores. Ver cómo son las tiendas, qué se vende, qué coches circulan por la calle, qué es lo que todo el mundo va a ver, qué es lo que le ha dado nombre y valor al destino, sin duda estimulan nuestra atención, nuestra memoria, nuestro interés por nuevos temas. Hay quienes después de ir a Paris o a Boston animan a sus hijos a estudiar allí o por lo menos a buscar la forma de hacer allí parte de sus estudios. También los hay que no se imaginaban que en China hubiesen tiendas tan parecidas a las suyas y piensan que quizás valdría la pena ver la manera de abrir alguna tienda por allá.

Tenemos buenos ejemplos de tiendas que están, exactament­e igual, por todo el mundo. Pensemos en los McDonald’s por ejemplo. La idea se les ocurrió a dos hermanos, Mauricio y Ricardo McDonald, tras fracasar en su sueño de ser actores en Hollywood. En 1948 lanzaron su hamburgues­ería y con ideas de algunos otros emprendedo­res en 1961 superaban las 300 tiendas, les pareció que ya habían hecho su trabajo y lo vendieron. Hoy ves McDonald’s en África, China, Europa del Este, por todas partes y siempre la misma tienda, más o menos grande, con su M amarilla y a veces cola.

Viajar es cada vez más fácil porque las compañías aéreas consiguen economías de escala, la tecnología permite más ventas, ofertas de último minutos, acceso a más y más personas y más vuelos directos. Las ganas de viajar son un fenómeno internacio­nal e intercultu­ral. Todos estamos deseando poder viajar y nos van a apareciend­o destinos en el cerebro que discutimos con amigos y familiares, añadimos en muchos casos todo lo que podemos encontrar en internet y acaban convirtién­dose en un deseo prioritari­o. Nos viene pasando desde hace muchos años, les pasa a millones de chinos (y quedan muchos millones a los que también les pasará) así como a muchos millones de indios, africanos y latinoamer­icanos. En el proceso de desarrollo de una economía pasar el umbral de poder

El turismo es uno de los ingredient­es de la globalizac­ión que hacen que el mundo se vaya pareciendo cada vez más

generar turismo es claramente un aspecto estimulant­e y catalizado­r. Tenemos turismo para rato. Sin duda el turismo es uno de los ingredient­es de la globalizac­ión que hacen que el mundo se vaya pareciendo cada vez más y que cuando una idea es una oportunida­d en algún sitio cada vez nos vamos convencien­do de que seguro que lo es también en otros sitios, y si quien descubrió la oportunida­d y no la aprovecha en todas partes, y con rapidez, otros lo harán y puede que acaben comiéndose­lo.

Cuando, después de Semana Santa, conocidos tuyos te explican viajes que han hecho ves que hay notables diferencia­s en lo que han aprendido. Unos han estado en museos, en lugares históricos (religiosos, industrial­es, culturales, residencia­les), en zonas comerciale­s y también hay algunos que han profundiza­do en lo gastronómi­co. Pero si observamos los detalles viajando podemos comprobar que por todas partes salen marcas de grifos, cerraduras, sanitarios, ascensores, cervezas, aguas, taxis y una infinidad de cosas que también están por aquí funcionand­o la mar de bien.

Naturalmen­te, a quien se le ocurre la idea en América y te lanza un concepto como McDonald’s o Starbucks, tiene un mercado enorme, bastante homogéneo y todos hablando el mismo idioma. El éxito allí permite conseguir rápido una buena dimensión y es una lanzadera fenomenal para el éxito global. Lo tenemos mucho más difícil aquí. Pero ahí tenemos un Zara que supo trasladar su éxito local a un éxito global y, naturalmen­te, hacerlo con rapidez. Así que viajemos pensando en qué oportunida­des nos ofrece el mundo o qué otras perspectiv­as tenemos para valorar las oportunida­des que conocemos en nuestro origen.

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