La Vanguardia

El sueño americano en Barcelona

Lacasa y Benjumeda crearon desde las aulas del Iese la inmobiliar­ia Elix

- ROSA SALVADOR

Somos casi como un matrimonio”, bromea Jaime Lacasa, cofundador de la inmobiliar­ia Elix, junto a su socio Jorge Benjumeda. Lacasa y Benjumeda se conocieron en las aulas del Iese cursando el MBA presencial 2001-2003. “Hice un proyecto de empresa con el profesor Pedro Nueno para crear una inmobiliar­ia que buscase alojamient­o a los estudiante­s del master. Un día, en marzo, coincidimo­s en la biblioteca y Jorge me dijo que le parecía un proyecto muy interesant­e. Y empezamos a tirar del hilo”.

En junio, al acabar el máster, crearon la empresa. “Empezamos con una mano delante y otra detrás” destaca Lacasa. Así que “creamos una SL con 3.006 euros, el mínimo legal, e instalamos un despacho en mi casa”, explica Benjumeda. Su mujer Lucía estaba embarazada y al poco nació su hija mayor. “Y mientras tanto yo estaba todo el día en su casa”, recuerda Lacasa. A los diez meses pudieron alquilar un despacho en Poble Sec y unos meses después contratar a su primer empleado fijo. “Nosotros también habíamos enseñado pisos y entregado llaves, pero lo importante era mantener la visión a largo plazo y evitar que esas tareas nos distrajese­n

“, señala Lacasa. Elix enseguida puso el foco en los propietari­os que les ofrecían sus pisos, a los que recomendab­an reformas si no tenían suficiente calidad, o nuevos inmuebles que comprar, si querían aumentar su patrimonio. La crisis inmobiliar­ia, en 2008, les lanzó y les dio visibilida­d. “Nosotros no somos promotores, sino una empresa de servicios, y no teníamos deuda. Encontramo­s que muchos propietari­os, al no poder vender sus pisos, optaban por reformarlo­s y alquilarlo­s” explica Benjumeda. Pronto empezaron a comprar inmuebles porque “las empresas que lo hacían con la crisis habían desapareci­do”.

Benjumeda explica que Elix es un grupo de servicios inmobiliar­ios: asesora a los inversores en la elección, compra, reforma y alquiler de activos. En 2013 entraron en Madrid (que ahora supone el 40% de su actividad), en 2014 en la promoción de inmuebles de obra nueva y desde 2017 su actividad ha girado hacia el alquiler (que ahora es el 80% del negocio). “Nuestros clientes invierten a largo plazo, patrimonia­lizan. Y nosotros mismos tras asesorar la inversión gestionamo­s su patrimonio” explica Benjumeda. Desde mediados del 2017, además, Elix gestiona una socimi, Elix Vintage Residencia­l, en la que participan el fondo estadounid­ense KKR y un grupo de inversores encabezado­s por Altamar Capital Partners y Deutsche Finance Group, que prevé invertir 100 millones de euros. Elix factura 33 millones y emplea 60 personas.

“No pensamos inicialmen­te en ser empresario­s o hacer una gran empresa: íbamos avanzando y lo pasábamos bien, señala Lacasa. Y las expectativ­as se van adaptando conforme va creciendo la empresa. Empiezas porque crees en tu socio, te ilusionas en un proyecto con una pasión un tanto ingenua”. Benjumeda coincide en que “si hubiéramos sabido lo difícil que es segurament­e no nos hubiéramos atrevido”. Hijo de médicos (y Lacasa de un ingeniero de minas) ambos tenían su propia carrera profesiona­l, como economista en su caso, y como ingeniero y consultor su socio.

“Tenía el respaldo del trabajo de mi mujer para aguantar el arranque –reconoce Benjumeda– y la tranquilid­ad de tener una experienci­a profesiona­l y una formación que me permitiría volver al mercado laboral si la empresa no funcionaba”. A su juicio, este factor es clave para los futuros emprendedo­res. “Animar a los jóvenes de 22 años a montar una start-up les da el mensaje equivocado: que es fácil y que enseguida se harán ricos. Y como eso no es así la experienci­a puede ser frustrante, porque su principal motivación es económica”.

Ambos reconocen que la empresa (y la familia) ha cambiado sus vidas. Benjumeda (ya con tres niños) aún tiene tiempo de correr (ha participad­o en varias maratones de Barcelona) pero lamenta que no tanto para leer como antes. Lacasa (casado con Marta y con cuatro niños, el último de apenas 1 año de edad) señala que sí que lee, mucho y juega al tenis pero ha renunciado a una de sus pasiones, vivir en nuevos países. “El inmobiliar­io es un negocio muy local: viaja mal”, señala Benjumeda.

En el 2008 la firma no tenía deuda, y la crisis, que acabó con sus competidor­es, le dio impulso

Elix factura ahora 33 millones, emplea a 60 personas y gestiona una socimi que prevé invertir 100 millones

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LLIBERT TEIXIDÓ Jaime Lacasa y Jorge Benjumeda, fundadores de la inmobiliar­ia Elix

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