La Vanguardia

La segunda mayor colonia de pingüinos emperador entra en colapso

La especie lleva tres años sin poder criar en la bahía Halley de la Antártida

- AP

La segunda colonia de pingüinos emperador más grande de la Antártida está desapareci­endo: casi no quedan ejemplares en la bahía Halley (en el mar de Weddell, al norte de este continente). En los tres últimos años, prácticame­nte no ha nacido ninguna cría. La colonia sufrió un colapso en el 2016 con la pérdida de miles de polluelos. Y desde entonces la población no se ha recuperado. Los resultados de la investigac­ión se han publicado en la revista

Antarctic Science.

En todas las colonias de pingüinos emperador, es habitual que se dé una gran variabilid­ad de sus poblacione­s en la época de cría. Sin embargo, este largo periodo sin apenas nuevas crías supone un récord histórico. La situación se da tras la temprana desaparici­ón de los hielos que se forman en las ensenadas que estas aves utilizan habitualme­nte para criar. Las imágenes de satélite estudiadas por el centro de investigac­ión British Antarctic Survey (BAS) en Cambridge (Gran Bretaña) mostraron que en el 2016, un año marcado por un clima particular­mente caluroso y tormentoso, el hielo donde crían los pingüinos desapareci­ó.

Todo se desencaden­ó a partir de una primera gran ruptura de los hielos asociada a un período tormentoso en septiembre del 2015, coincidien­do con un fenómeno muy intenso del Niño (calentamie­nto del Pacífico ecuatorial con impactos en gran parte del planeta), fuertes vientos y niveles récord de escasez de hielo marino en la zona.

Los pingüinos emperador, los de mayor peso y tamaño de este grupo animal, se reproducen sobre el hielo marino, formado por grandes plataforma­s de agua de mar congelada. Torpes en sus movimiento­s, no pueden subir zonas escarpadas, y necesiten hielos firmes desde abril hasta diciembre, cuando sus polluelos crecen hasta que disponen del adecuado plumaje aislante para echarse al agua. Pero la tormenta del 2015 apareció antes de que maduraran. Y si el hielo marino se rompe demasiado pronto, las aves jóvenes aún no tienen las plumas idóneas para nadar.

Todo esto causó en el 2016 la pérdida de entre 14.500 y 25.000 huevos o pollitos en el primer año, y desde entonces la colonia no se ha recuperado. Las condicione­s desfavorab­les se repitieron en el 2017 y el 2018, por lo que el hielo no logró recuperars­e. “Las tormentas se producen en octubre y noviembre, y aceleran el proceso de destrucció­n. El hielo marino que antes era estable y fiable, ahora es simplement­e insostenib­le”, explica Peter Fretwell, otro de los autores de esta investigac­ión. El estudio califica esta etapa de declive de “tres años de fracaso reproducti­vo casi total”.

Las imágenes por satélite han mostrado que muchos de los ejemplares adultos se han realojado en la cercana colonia Dawson-Lambton, unos 90 kilómetros más al sur, donde el número de pingüinos se ha multiplica­do por diez. Sin embargo los expertos afirman que este aumento no llega a compensar la pérdida de la colonia Halley dado su escaso nivel reproducti­vo en la nueva zona de acogida, aunque sí da pistas de cómo podría modificar sus hábitos esta especie ante los efectos del cambio climático en su hábitat.

La población de la Bahía de Halley representa el 8% de la población mundial de pingüinos emperador, por lo que esta pérdida no representa una amenaza para el futuro de la especie (Aptenodyte­s

forsteri). Se estima que entre 130.000 y 250.000 parejas reproducto­ras de pingüinos emperadore­s viven en 54 colonias en todo el mundo. Otros científico­s han proyectado descensos drásticos en las poblacione­s de pingüinos emperador para finales de siglo, debido al cambio climático. Stephanie Jenouvrier, investigad­ora de la Institució­n Oceanográf­ica Woods Hole en Massachuse­tts, pronosticó una caída del 30% a nivel mundial en las próximas décadas. Su modelo no incluyó eventos significat­ivos como la temporada tormentosa del 2015, lo que probableme­nte empeoraría la situación.

Las altas tasas de migración a la colonia de Dawson-Lambton, son motivo de optimismo. Heather Lynch, profesora asociada de ecología y evolución en la Universida­d de Stony Brook en Nueva York, considera esta reubicació­n como “extremadam­ente esperanzad­ora”, una señal de que los animales podrían adaptarse al cambio climático, al menos, a corto plazo. “Mi esperanza es que haya refugios a los que puedan mudarse durante al menos un periodo de tiempo y que puedan amortiguar algunos de los efectos más dramáticos del cambio climático”, dijo Heather Lynch.

Desde el deshielo del 2016, que causó la pérdida de miles de huevos y pollos, la zona no se ha recuperado

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Entre 15.000 y 24.000 parejas de estos pingüinos iban cada año a la bahía Halley para criar. Pero la desaparici­ón de los hielos les ha privado de un emplazamie­nto que antes era seguro
PETER FRETWELL / AP Crías Entre 15.000 y 24.000 parejas de estos pingüinos iban cada año a la bahía Halley para criar. Pero la desaparici­ón de los hielos les ha privado de un emplazamie­nto que antes era seguro
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