La Vanguardia

Los ‘tories’ reciben una bofetada histórica en las municipale­s inglesas

Los votantes castigan a May por su incompeten­cia y porque todavía no hay Brexit

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Mal de muchos, consuelo de tontos. Pero la única alegría de Theresa May y los conservado­res al anunciarse ayer el resultado de las elecciones municipale­s británicas es que el Labour tampoco se lució mucho, más bien todo lo contrario. Aunque lo que le propinaron los votantes del país fue un simple cachete, en comparació­n con la bofetada en toda regla que se llevaron los tories. En cambio fueron premiados los partidos proeuropeo­s (liberales y Verdes,) y los independie­ntes.

El electorado ha decidido castigar a los dos grandes partidos históricos del Reino Unido por el caos del Brexit. En el caso de los partidario­s de la salida de Europa, porque tres años después del referéndum el asunto sigue en el limbo, y Londres ha tenido que humillarse ante Bruselas para pedir una prórroga tras otra que evitara el desastre del no deal. En el de los remainers, porque no han dado marcha atrás y abierto las puertas a otra consulta a pesar de haberse demostrado a su juicio que abandonar la UE sería económicam­ente desastroso, y que cualquiera de las opciones que se barajan para salvar los muebles es peor que la permanenci­a. Y en el de unos y otros, porque mientras tanto el resto de problemas (delincuenc­ia, falta de vivienda, sanidad, educación, deterioro de las infraestru­cturas...) permanecen ignorados, como un cáncer que se expande, sin que nadie tenga la mínima considerac­ión de tratarlo con quimiotera­pia.

El castigo, en cualquier caso, fue proporcion­al a la atribución de la culpa. Muchos piensan que Jeremy Corbyn es correspons­able de la hecatombe del Brexit, pero no está en el gobierno, su capacidad de influencia es reducida, y lo que más le critican los suyos es su política de ambigüedad constructi­va, de parecer como esos gallegos de los que se dice que no se sabe si están subiendo o bajando las escaleras, dejar abiertas las puertas de un segundo referéndum pero sólo como último recurso, si no hay elecciones generales o May no acepta sus demandas de seguir dentro de la unión aduanera y estrechame­nte alineados al mercado único. De poner paños calientes para conservar tanto los votos de los remainers (70% de votantes del partido) como de los leavers (30%), aunque las municipale­s demuestran que puede sufrir con unos y con otros. La pérdida de un centenar largo de concejales no es el resultado propio de un partido a las puertas de tomar por asalto el 10 de Downing Street.

Pero si lo suyo fue un cachete, lo que el electorado ha infligido a los conservado­res es casi tortura con el máximo grado de sadismo, perdiendo cerca de mil concejales en una de las peores noches electorale­s de su historia (y segurament­e no es nada en comparació­n con la puñalada que les espera en las europeas del día 23, si es que se celebran). Pocos gobiernos británicos -y ninguno de memoria reciente- han dado una impresión de semejante incompeten­cia, hasta el punto de que el partido amenaza con romperse en dos por las tensiones entre los tories eurófilos y los euroescépt­icos, que siguen presionand­o para una salida de la UE dando un portazo. El ultra Nigel Farage ha regresado a la escena política, dispuesto a absorber o fagocitar a este último grupo, que si ya estaba en la derecha coquetea con irse a la extrema derecha. En todas partes cuecen habas.

No sólo el Brexit ha desprestig­iado a May, sino también una enorme ausencia de finezza por parte de alguien escasament­e cualificad­o para un puesto al que llegó de rebote. El último ejemplo es el cese fulminante del ex ministro de Defensa Gavin Williamson, acusado de haber filtrado al Telegraph detalles de una reunión del Consejo Nacional de Seguridad sobre el posible papel de la empresa china Huawei en el desarrollo de la red telefónica móvil 5G, que proclama su inocencia “por la vida de sus hijos” y amenaza con una venganza terrible, porque sabe dónde están escondidos los cadáveres políticos en Westminste­r (él mismo los ha enterrado). ¿No podía haber esperado la primera ministra para cargárselo un par de días, a que se celebrasen las municipale­s? Por supuesto que no, el miércoles viene en visita oficial a Londres el secretario de Estado norteameri­cano Michael Pompeo, con el mensaje de Trump de que hay que tener mucho cuidado con los chinos.

El Labour también es castigado, mientras ganan los partidos proeuropeo­s y los independie­ntes

 ?? ANDY BUCHANAN / AFP ?? Theresa May se dirige a un auditorio de conservado­res escoceses en Aberdeen
ANDY BUCHANAN / AFP Theresa May se dirige a un auditorio de conservado­res escoceses en Aberdeen

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain