Los halcones de Trump redoblan los tambores de guerra contra Irán
La foto de un misil en un velero iraní estaría detrás del despliegue de EE.UU.
Una barquita de vela iraní habría desencadenado el envío al golfo Pérsico del portaviones estadounidense USS Abraham Lincoln y de su grupo de combate, del que se ha descolgado con rumbo a Bombay la fragata española Méndez Núñez. Así lo afirma The New York Times, que cita a una fuente anónima de inteligencia, según la cual una foto de un misil armado a bordo de una de estas embarcaciones tradicionales fue la gota que colmó el vaso. En realidad, Israel lleva años suministrando este tipo de pruebas.
En cualquier caso, está claro que, si se busca con ahínco un casus belli, por falta de chispas no será. En pocos días, a un misterioso sabotaje de petroleros en los Emiratos le ha seguido un ataque con drones sobre gasoductos saudíes, y ahora, esta foto. Pero casi nadie ha visto nada. El propio ministro de Exteriores emiratí, A. Gargash, se niega a acusar a Irán mientras la investigación esté en curso –a diferencia de los saudíes– y llama a “reducir la tensión”.
El riesgo de incendio en el estrecho de Ormuz no debería extrañar a nadie que conozca la trayectoria pirómana del Consejero de Seguridad Nacional de EE.UU., John Bolton, o del secretario de Estado, Mike Pompeo. Dos políticos belicistas que fueron escogidos por Donald Trump para colocar a la República Islámica de Irán contra las cuerdas.
Si de lo que se trata es de dar credibilidad a una amenaza de intervención armada en Irán –ejecutarla es otra cosa–, estos son los hombres indicados. Bolton fue uno de los artífices más entusiastas de la desastrosa guerra de Irak, en la que se mató a cientos de miles de civiles, creando el caldo de cultivo para el Estado islámico en un país que era laico.
Sin embargo, el apetito guerrero de Trump parece más moderado que el de sus asesores, a pesar de que Pompeo ha dicho en Moscú que “EE.UU. no quiere la guerra”. “No va a haber guerra ni tampoco diálogo”, ha replicado el guía supremo de la Revolución, Ali Jamenei. De forma parecida se ha expresado su ministro de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, que acusa a EE.UU. de “una escalada de tensión inaceptable” y que, a diferencia de lo que vaticina Trump, “no va a conducir a ningún diálogo”. La vicepresidenta iraní Masubeh Ebtekar ha matizado: “El diálogo con EE.UU. es posible si vuelven al acuerdo nuclear y finalizan las sanciones”.
Washington rompió el consenso occidental al violar el acuerdo nuclear suscrito por Obama, volviendo
Irán descarta que la “escalada inaceptable” de EE.UU. termine obligándole a dialogar, como predice Trump
a las sanciones sin que hubiera incumplimiento iraní.
Una guerra con Irán tendría consecuencias devastadoras sobre el precio del petróleo y en la economía mundial, a un año y medio de las elecciones estadounidenses. Y el escenario relacionado de Venezuela –poseedor de las mayores reservas probadas de crudo– no evoluciona al ritmo o la manera deseados por Bolton.
Mañana las miradas estarán puestas en el Festival de Eurovisión más blindado, en Tel-Aviv.