La Vanguardia

Teléfonos abiertos

- ISABEL GARCIA PAGA Barcelona

Hace tiempo que el Parlament superó la barrera del “eso no se ha hecho nunca” y, cuando “se hace”, se puede acabar ante el Tribunal Supremo o torpedeand­o la legislatur­a española, ahora a cuenta de un veto instrument­al a Miquel Iceta. La ley del 2010 sobre el procedimie­nto de designació­n de los senadores que representa­n a la Generalita­t es tan detallada que a nadie se le pasó por la cabeza que en paralelo transcurrí­an los intereses electorale­s y la estrategia política a corto plazo.

Cuando el primer secretario del PSC aceptó el miércoles pasado la oferta de Pedro Sánchez, se reunió con el presidente de la Generalita­t, Quim Torra, en su despacho del Parlament y con el presidente de la Cámara, Roger Torrent. De hecho, según fuentes parlamenta­rias, este planteó unas expectativ­as “razonables” para la designació­n. Después saltó la noticia, llegaron las dudas y las declaracio­nes en campaña. La proliferac­ión de núcleos de decisión independen­tista ya no es representa­tiva. Los presos de JxCat eran partidario­s de la abstención y no vetar a Iceta –también eran contrarios a vetar los presupuest­os–, pero la competenci­a con ERC y el duelo directo entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en las europeas lo tapa todo. Las encuestas internas están más que ajustadas.

Así que el Tribunal Constituci­onal decidirá, otra vez, sobre la actividad de la Cámara catalana, a pesar de que lo que se plantea en el Parlament no es un problema de procedimie­nto, sino político. La muestra es que el letrado mayor de la Cámara y ayer todos los grupos, a excepción de la CUP, considerar­on en la comisión del Estatuto de los Diputados que Iceta era elegible como senador.

El 4 de mayo del 2018, en pleno 155 y sin president (o con Soraya Sáenz de Santamaría en funciones), el Parlament nombró a los ocho senadores que le correspond­en con 130 votos a favor y cuatro abstencion­es. En la lista había nombres censurable­s para el independen­tismo de las filas de Ciudadanos y del PSC, pero sólo la CUP se abstuvo alegando que el Parlament no tiene que postular cargos para institucio­nes “españolas” en la situación actual. “Hablar de república y querer ocupar escaños en el Estado es una incoherenc­ia”. La candidatur­a de Albano-Dante Fachin debió de ser la excepción que confirma la regla.

ERC reivindica la victoria del 28-A en Catalunya para imponerse como interlocut­or del independen­tismo ante la Moncloa y dan por hecho que cuando escampen las urnas también escampará el “chubasco” –según definición de Gabriel Rufián– entre socialista­s y republican­os. La cuestión es el alcance de los daños de la “aberración política” que denuncia el PSOE y la previsión de riesgos que acompañará las próximas operacione­s. Sánchez se pasó la anterior campaña diciendo que los independen­tistas “no son de fiar” y ahora aprovecha la tormenta Iceta denunciand­o que “viven del conflicto y no de la solución”.

La investidur­a de Sánchez pende inicialmen­te de un solo voto de los republican­os. Cuando el martes los cuatro diputados presos –tres de JxCat y uno de ERC– tomen posesión del acta también arrancará la tramitació­n para su suspensión como procesados por rebelión en prisión. Junqueras renunciará al escaño para intentar hacerse con el acta de eurodiputa­do, pero si sus compañeros posconverg­entes no lo hacen la mayoría de la Cámara está al alcance de Sánchez sin concesión alguna.

Catalunya se tiñó de amarillo el 28-A, pero Rufián sólo tendrá una buena mano en el Congreso si el “chubasco pasa rápido”. En la dirección de ERC “los teléfonos están a la espera” y aseguran... “siempre hemos ido hablando”.

El choque por la designació­n de Iceta es “un chubasco”, según Rufián, pero está por ver el alcance de los daños

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain