La Vanguardia

La soledad de JxCat

CiU obtuvo escaño siempre que se presentó en solitario a las europeas

- CARLES CASTRO

La decisión de Carles Puigdemont y el PDECat de concurrir en solitario a los comicios europeos es una apuesta de alto riesgo. Una apuesta que, sin embargo, hace de la necesidad virtud. Rechazado por quienes han sido sus socios desde el 2004 en las europeas (el PNV), el líder de JxCat no tenía otra opción que presentar una lista propia si quería encabezarl­a. Ahora bien, más allá de los pronóstico­s demoscópic­os, la historia electoral juega en favor de los herederos de Convergènc­ia.

Todos los eurocomici­os a los que CiU se presentó en solitario confirman las posibilida­des de los neoconverg­entes.

Por supuesto, la potencia electoral del PDECat está muy lejos de la que exhibía CiU en los años 80 y 90. De hecho, los nacionalis­tas catalanes no decidieron concurrir en coalición con otras fuerzas periférica­s hasta las europeas del 2004, a la vista del desgaste que sufrió CiU en beneficio de ERC como resultado de sus pactos con el PP y de dos décadas en el Govern.

Sin embargo, anteriorme­nte, la fortaleza de CiU se evidenciab­a en que llegó a obtener en solitario hasta tres eurodiputa­dos, entre 1987 y 1999. La explicació­n es sencilla: el nacionalis­mo catalán conseguía en algunas elecciones europeas el doble de papeletas de las que JxCat sumó en las legislativ­as del pasado 28 de abril. Ahora, con menos de medio millón de votos en unas generales de elevada participac­ión, la incertidum­bre es inevitable ante la previsible caída de la afluencia a las urnas y la paralela desmoviliz­ación del voto a la lista de Puigdemont en las elecciones europeas.

Sin embargo, también es cierto que la caída en la participac­ión afectará en mayor o menor medida a todas las candidatur­as. Y en ese contexto, una proyección de los resultados de las últimas generales sobre el escenario de las europeas dibujaría un cómodo colchón para la lista de Puigdemont. De los 54 eurodiputa­dos que se eligen el 26 de mayo mediante el método D’Hondt, el expresiden­t sería el número 47. El último escaño se lo adjudicarí­a Vox, con un cociente de 446.196 votos, pero hasta llegar a ese eurodiputa­do número 54 se abriría una distancia de más de 51.000 votos y seis europarlam­entarios: dos del PP, uno del PSOE, uno de Podemos, uno de Ciudadanos y uno de ERC.

Pero incluso en el peor de los escenarios, a Puigdemont le quedaría otra carta: los 59 escaños que elegirá España cuando cristalice el Brexit. Y JxCat tendría que sufrir una auténtica catástrofe para no hacerse un hueco en ese contingent­e de cinco eurodiputa­dos añadidos.

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