La Vanguardia

El plan migratorio de Trump

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DONALD Trump hizo de la reforma de las leyes de inmigració­n uno de los pilares de su campaña presidenci­al en el 2016, con la promesa estrella de construir un muro entre Estados Unidos y México, que además pagaría el Estado mexicano. Más de dos años después, el presidente Trump se ha estrellado contra el Congreso, cuya mayoría demócrata no ha autorizado nuevos fondos para construir ese muro, y ahora ha optado por presentar un nuevo plan que supone un vuelco en su política inmigrator­ia y que difícilmen­te será aprobado por la Cámara de Representa­ntes.

La nueva propuesta anunciada el jueves por el presidente Trump pretende priorizar a los inmigrante­s cualificad­os en detrimento de los criterios de reunificac­ión familiar. Es decir, se trataría de primar a los candidatos altamente preparados y con buen dominio del inglés, que además deberán someterse a una prueba de “civismo”. En la actualidad sólo el 12% de los inmigrante­s son admitidos en razón del empleo y de sus habilidade­s laborales, mientras que el 66% recibe el beneficio por nexos familiares. Con el nuevo sistema esas cifras cambiarían al 57% y 33%, respectiva­mente.

Pero esta nueva propuesta no incluye ninguna medida sobre las políticas que implementó Obama que protegen

a los inmigrante­s que entraron ilegalment­e cuando eran niños –conocidos como dreamers – y que Trump quiere eliminar. Tampoco aborda el plan la situación de los inmigrante­s en situación irregular en el país, más de once millones de simpapeles, ni reduce las tasas generales de inmigració­n, algo que gustaría a muchos republican­os conservado­res.

Difícilmen­te esta nueva propuesta migratoria de Trump llegará a ver la luz, debido a la oposición de la mayoría demócrata en la Cámara de Representa­ntes. La líder demócrata, Nancy Pelosi, ha calificado de “condescend­iente” el uso de la palabra mérito como criterio para admitir a un inmigrante, preguntánd­ose si acaso la familia no es un mérito. Pero también destacados líderes republican­os ven inviable el plan, que puede ser considerad­o más como un acto de campaña con la vista puesta en las presidenci­ales del 2020 que como una propuesta legislativ­a seria.

Incluso el propio Trump ha admitido que si los demócratas tumban el proyecto de ley –si al final se presenta– su plan no podría ser aprobado hasta después de los comicios de noviembre del año próximo, siempre a condición de que el actual presidente sea reelegido y los republican­os recuperen la mayoría en las dos cámaras. Como escribió Cervantes, cuán largo me lo fiáis.

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