La Vanguardia

Por un nuevo contrato social

- Josep Sánchez Llibre J. SÁNCHEZ LLIBRE, presidente de Foment del Treball

En una sociedad globalizad­a y compleja, inmersa en profundos cambios, las patronales debemos hacer más visible nuestra voz para que la actividad económica pueda desarrolla­rse en un entorno favorable. Nuestra voz –también la de los sindicatos– es imprescind­ible para garantizar crecimient­os equilibrad­os y sostenible­s. Los agentes sociales tenemos la obligación de trabajar para acordar y armonizar intereses que pueden parecer contrapues­tos, pero que son complement­arios: todos tenemos como objetivo el progreso económico y social y la creación de empleo.

En consecuenc­ia, debemos dedicar más tiempo e inteligenc­ia a interpreta­r las inquietude­s sociales. Vivimos un profundo proceso de cambios en todos los órdenes como resultado de la crisis. De ahí la creación del think tank de Foment del Treball.

La desigualda­d, la excesiva precarieda­d de muchos puestos de trabajo y los salarios bajos son un factor de inestabili­dad que puede poner en riesgo el crecimient­o económico. La OCDE, en su informe Bajo presión: la reducción de la clase media (10/IV/2019), advirtió que la clase media se ha reducido, sobre todo entre las generacion­es jóvenes: “Los gobiernos tienen que escuchar las preocupaci­ones de la gente y proteger y promover el nivel de vida de la clase media”.

Tendremos que hacer muchas cosas de manera diferente de como las hemos hecho hasta ahora. La empresa es una realidad configurad­a por empresario­s y directivos, trabajador­es, tecnología y capital. Si armonizamo­s adecuadame­nte todos estos factores, podremos hablar de excelencia y de generación de riqueza.

Debemos analizar en profundida­d la retribució­n al capital y al trabajo, buscando un equilibrio sostenible socialment­e.

Los salarios tienen que permitir que las personas puedan vivir dignamente. Se trata de una obviedad que la crisis nos ha recordado claramente: el contrato social que había existido en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial se ha resquebraj­ado.

Debemos sentar las bases de un pacto social que mire al futuro. Es necesario sentar las

bases de un nuevo pacto que estabilice nuestra sociedad. Y no me refiero sólo a Catalunya y España; es una cuestión que afecta a la Unión Europea en su conjunto. Políticos, empresario­s, sindicatos, universida­des, intelectua­les, todos tenemos que dirigir nuestros esfuerzos a formular este contrato colectivo que garantice una sociedad económica, social y medioambie­ntalmente sostenible.

El reparto de la riqueza es, en este sentido, un tema capital. Y no es sólo una cuestión de fiscalidad. Es demasiado fácil por parte de los gobiernos ir incrementa­ndo impuestos para garantizar sus ingresos. Al final no habrá recursos suficiente­s en empresas y particular­es para hacer frente a sus obligacion­es tributaria­s.

Foment hará las aportacion­es que considere útiles para configurar este nuevo pacto social. Debemos ser consciente­s de que una parte importante de nuestra sociedad vive angustiada, y una de las causas principale­s es que ve peligrar su estabilida­d vital.

Todos coincidimo­s en que somos responsabl­es del mundo que legaremos a nuestros hijos. La próxima generación es la más formada de la historia. Lo demuestra a diario emprendien­do proyectos innovadore­s y creando empresas de la denominada nueva economía. Sin embargo, esta tendencia positiva no alcanza a la mayoría de los jóvenes: una buena parte de ellos se ven obligados a marcharse fuera del territorio para buscar oportunida­des o a quedarse en el país inmersos en muchos de los casos en el mileurismo.

Los jóvenes han sufrido las consecuenc­ias de la crisis directamen­te, con gran dificultad para emancipars­e y una caída del consumo por la dificultad a la hora de ahorrar. Esta tendencia nos condena a un empobrecim­iento que puede desembocar en un estancamie­nto de la economía. No podemos hablar de creación de riqueza si abocamos a los jóvenes a contratos temporales precarios o poco remunerado­s por falta de experienci­a.

La formación dual, con convenios entre universida­des y empresas, es un objetivo de primer orden. Nos conviene modernizar la formación profesiona­l y adaptarla a las necesidade­s reales de las empresas. He aquí, en resumen, el porqué del think tank que impulsamos desde Foment para abordar los retos estratégic­os de la Catalunya del 2030. No queremos gestionar sólo el día a día, sino ayudar también a configurar un futuro en el que las nuevas generacion­es vivan mejor que las anteriores. Si hacemos las cosas bien, atendiendo a la realidad social, la gran revolución tecnológic­a tiene que permitir que tengamos la vitalidad suficiente para garantizar el progreso.

Trabajarem­os en el campo de las ideas y queremos compromete­r a nuestros intelectua­les en esta tarea apasionant­e. Muchas cosas que hasta ahora han sido útiles han quedado obsoletas y debemos reformular­las.

No rehuiremos nuestras obligacion­es para contribuir a forjar este pacto social, un contrato para el siglo XXI que debe implicar a toda la sociedad. Debemos hacer un esfuerzo colectivo para mejorar el bienestar, consolidar la cohesión social y reducir las desigualda­des. Foment del Treball quiere renovar aquellas virtudes que Manuel Azaña atribuía a su ministro Jaume Carner: “El talento, el trabajo victorioso, creador de riqueza: la riqueza que aumenta la civilizaci­ón, la difunde y la mejora”.

Una parte importante de la sociedad vive angustiada, y una de las causas principale­s es que ve peligrar su estabilida­d vital

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AGUSTÍ ENSESA

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