Cuentos amargos
En las últimas semanas se ha hablado mucho de los cuentos populares y de sus tendencias sexistas. Hace unos días mi hijo pequeño eligió un libro para antes de dormir. Resultó ser Hansel y Gretel. En la primera página, la madre muerta y el padre, cómplice de su segunda esposa, los abandona en el bosque. Afortunadamente, el niño estaba rendido y se durmió antes del secuestro de la bruja. Independientemente de que tenga un final feliz, he procedido a censurarlo.
Creo que ya encontramos demasiada violencia hacia menores en los medios como para ofrecérsela a nuestros hijos como entretenimiento. No debemos alimentarlos de odio y violencia. Está en nuestras manos.
LAURA TÉVAR MARTÍNEZ Yecla (Murcia)