La Vanguardia

Neurolider­azgo político

- Sandra Barneda

Los periódicos sudan noticias políticas sobre promesas, liderazgo de partidos y reuniones para futuribles coalicione­s de gobierno en estas semanas de responsabi­lidad social y de voto con varias elecciones decisivas. Fueron las generales y ahora es turno para autonómica­s, municipale­s y europeas. La rueda del hámster lleva un mes en marcha y, más que confiados, andamos ciertament­e mareados con el bucle ya desgastado de discursos poco convincent­es y con poca sonoridad en la calle. Su deterioro no es sólo físico por la agotadora campaña electoral sino también en recursos.

En Madrid, todos los candidatos a ciudad y comunidad vestidos de chulapos y chulapas para celebrar el día de San Isidro se han encomendad­o al patrón de la urbe para ser los próximos gobernante­s de la capital. No ha habido sorpresas ni demasiado ruido más allá de la folklórica foto de los aspirantes con clavel, mantilla y parpusa. Carmena y Errejón, la pareja sin duda más sonriente, a la que los sondeos le dan cierta ventaja sobre el resto. En Barcelona, el duelo entre Colau y Maragall reabre el debate de izquierdas para liderar

Nadie se atreve a marcar nuevos rumbos de liderazgo, alejados del enfrentami­ento y que conecten con el bien colectivo

una ciudad manchada por la insegurida­d, convertida en la patata caliente estas semanas de los candidatos.

Intuyo que el voto reactivo de la extrema derecha que se produjo en las elecciones generales ha descendido, puede que sea por el perfil discreto de los populares, que, después de la debacle, han decidido moderar su discurso. Los días de campaña se estiran con jornadas extensas al puro estilo de la romería. Sin embargo, y con tanto ruido generado, el mensaje que cala es pobre y populista. Ahora que se ha puesto de moda el neurolider­azgo, este cambio generacion­al de líderes que estamos viviendo en los últimos años debiera también acercarnos a otros tipos de liderazgo mucho más conectados con los electores. Cierto es que los partidos más nuevos como Podemos o Vox han integrado con fuerza el uso de las nuevas tecnología­s para movilizar el mensaje y provocar ruido mediático. Sin embargo, su discurso se aleja de aquello que motiva a la masa y la integra, y se aproxima al populismo más antiguo. Antiguas formas y discursos que conectan con la emocionali­dad más primaria, volviéndon­os reactivos contra algo y no ilusionado­s por algo.

La mayoría de los líderes políticos, de candidatos a gobernar ciudades, son nombres de relativa recién incorporac­ión. La clase política ha dejado al fin paso a los cachorros de cada partido para que marquen la hoja de ruta, pero parece que nadie se atreve a marcar nuevos rumbos de liderazgo, alejados del enfrentami­ento, del discurso del miedo y que conecten con el bien colectivo, con el corazón social que late con cierta dificultad, intoxicado por una resistenci­a real a otra política.

El veto de Miquel Iceta a ser senador con un voto secreto y electrónic­o por el Parlament que frustra los planes de Sánchez de hacerlo presidente de la Cámara Alta ha cortado nuevas vías de diálogo. Un paso continuist­a a una política de enfrentami­ento, reactiva y de escisión que destila el mismo liderazgo anquilosad­o que la ciudadanía repele y rechaza. Los verdugos y las víctimas deberían comenzar a desaparece­r e incluir conceptos más constructi­vos como la correspons­abilidad y la acción. Pocas decisiones de éxito, poco neurolider­azgo en política.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain