Muere un hombre tiroteado en un ático del corazón del Eixample
Los Mossos trabajan con la hipótesis del ajuste de cuentas por drogas
El inconfundible sonido de varios disparos consecutivos de bala alertó a un vecino que, tras echar un vistazo por la mirilla de su casa, vio salir de otro inmueble del rellano y correr escaleras abajo a un hombre con un casco de moto puesto en la cabeza. El tipo en su huida dejó la puerta abierta. Asustado, el testigo alertó al 112 contando lo que había oído y visto, y la primera patrulla de los Mossos d’Esquadra, junto al personal sanitario de una ambulancia del Servicio de Emergencias Médicas, confirmaron en el piso que el hombre que yacía en el suelo, bocabajo y junto a varios casquillos de bala, acababa de ser asesinado. El crimen sucedió sobre las dos de la tarde, en uno de los pisos del sobreático del número 125 de la calle Urgell. En pleno corazón del Eixample de Barcelona.
El grupo de homicidios de los Mossos d’Esquadra de Barcelona se trasladó hasta el escenario del crimen, junto a la policía científica, y el forense y el juez de guardia. En la vivienda, los investigadores localizaron documentación de un individuo sueco. Y alguna cosa más debieron haber visto, además del modus operandi del pistolero, con varios disparos casi a bocajarro y por la espalda, porque los primeras hipótesis con las que trabajan los investigadores es que se trató de un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de drogas. Aunque tampoco cerraban ninguna otra posibilidad.
La policía catalana mantuvo, durante toda la tarde, restringido el paso a la finca, y los pocos vecinos que entraban o salían confesaban a los medios de comunicación su extrañeza ante el crimen. Algunos reconocían haber visto en alguna ocasión a los inquilinos del sobreático, que eran de los pocos que estaban en régimen de alquiler y no eran propietarios como el resto.
Una vecina explicó que precisamente esta semana el presidente de la escalera había colgado carteles en las zonas comunes de paso alertando al resto de inquilinos de tener cuidado con la puerta principal y con abrir por el telefonillo automático a desconocidos porque se habían producido intentos de robo en algunos pisos de la escalera.
Tras el crimen, se pudo ver a los mossos del grupo de homicidios visitar, uno por uno, todos los comercios de la concurrida calle Urgell, en busca de las imágenes de las cámaras de seguridad. Entre ellas, las del bingo que hay justo enfrente y la entidad bancaria en los bajos de la finca escenario del crimen.
Los vecinos vieron salir de la vivienda a un hombre con un casco puesto que huyó en una moto