Un devorador insaciable de finales
Imbatido esta temporada, el Lyon acumula cinco Champions, tres de ellas de manera consecutiva
Cuando en el año 2004 el Ayuntamiento de Lyon propuso a Jean-Michel Aulas hacerse cargo de la sección femenina del Football Club de Lyon, el presidente del Olympique no era consciente de lo que tenía entre manos. Era un equipo competitivo en el fútbol semiprofesional francés, pero la idea de absorberlo se debió más bien a las dificultades económicas que atravesaba esa entidad que cualquier otra cosa. De la necesidad se pasó a la oportunidad. Aulas visualizó la posibilidad de explorar un mundo todavía por descubrir y apostó fuerte y con todos los medios económicos necesarios para convertir al Lyon en un referente dentro del fútbol femenino.
Los resultados hablan por sí solos: 13 ligas consecutivas, siete copas y cinco Champions, tres de ellas seguidas. El equipo francés es sin duda un avanzado a su tiempo, el rival que batir, el espejo en el que se miran muchos clubs que se subieron al tren más tarde, como
es el caso del Barça. El reto de arrebatarle el cetro europeo para las blaugrana es mayúsculo. Si se tira de estadísticas, el Lyon demuestra ser un equipo indestructible. Esta temporada han sumado un nuevo doblete y no saben lo que significa perder en ninguna de las competiciones. Una máquina de ganar que lo hace de manera insaciable y que cuenta con un sinfín de jugadoras experimentadas y de una calidad contrastada como Ada Hegerberg, la primera mujer Balón de Oro, Eugénie Le Sommer o Wendie Renard.
“No habrá ningún tipo de relajación”, alertó Reynald Pedros en la rueda de prensa previa a la final de Budapest. El técnico francés, exfutbolista, resume la clave de su éxito en base al “trabajo”. “Trabajo, trabajo y trabajo. Desde hace muchos años. No caemos en la complacencia y nunca despreciamos al rival o lo infravaloramos. Respetamos su calidad pero también la de nuestras jugadoras. No basta con tener a las mejores, hace falta tener una fuerte mentalidad de grupo”. Es cierto que esta “rueda victoriosa” en la que han entrado no se explica sin un presupuesto mucho más elevado que el de las rivales. Hegerberg, gran ausencia del próximo Mundial con Noruega en señal de protesta por las desigualdades exageradas que aún existen entre el fútbol masculino y femenino, cobra 40.000 euros al mes. La que menos se lleva 15.000. Un presupuesto de ocho millones –más del doble que el del Barça– que dificulta la competencia.
Pero la excelencia del Lyon tiene lagunas, aunque sean pocas. Le cuesta ser dominador los noventa minutos y en ciertos momentos del partido sufre alguna desconexión. Además, su poderío ofensivo, sobre todo por su juego exterior en el que las laterales se incorporan con mucha facilidad al ataque, hace que conceda espacios atrás, un aspecto en el que jugadoras como Lieke Martens tendrán mucho que decir. Ante el Chelsea en semifinales, las de Pedros tuvieron una eliminatoria muy exigente. “Tienen sus puntos débiles. Ser tan valientes en ataque hace que dejen sus espaldas desprotegidas y eso lo tenemos que aprovechar. También hemos de hacernos con el balón para que se sientan incómodas”, detalló Lluís Cortés. Como apunte para la esperanza, las tres últimas finales han sido muy igualadas; dos se decidieron en los penaltis y la última, en la prórroga.
HACE 15 AÑOS
El presidente Jean-Michel Aulas absorbió un club en problemas y lo convirtió en todo un referente del fútbol femenino