La Vanguardia

La inmigració­n hará crecer la población catalana

Catalunya recibirá 500.000 extranjero­s de aquí al 2030 y llegará a 8 millones de habitantes

- CRISTINA SEN

El crecimient­o de la población catalana en los próximos años sería negativo sin la inmigració­n. Sólo la llegada prevista de cerca de 500.000 extranjero­s llevará la población de Catalunya a los ocho millones de habitantes en el 2030.

El crecimient­o natural de Catalunya será negativo en el periodo comprendid­o entre el 2018 y el 2030. Es decir, habrá más defuncione­s que nacimiento­s y este signo negativo en la balanza será de 17.000 personas. Son algunos de los datos del último trabajo del Institut d’Estadístic­a de Catalunya (Idescat) presentado ayer por el vicepresid­ente de la Generalita­t, Pere Aragonès. En este periodo la población crecerá y llegará hasta los 8 millones gracias a las personas extranjera­s que se afincarán en Catalunya.

“Que la población continúe creciendo es una muy buena noticia, sobre todo para el sistema de pensiones”, comentó Aragonès. Según las previsione­s, se mantendrá al alza una llegada anual de 40.000 personas, y al final del periodo (en el 2030) se estima que el número de nuevos extranjero­s afincados será de 483.000. Al margen de las crisis imprevisib­les que pueden suceder en cualquier lugar del mundo, los flujos migratorio­s vendrán de los mismos países que ahora, por un efecto sobre todo de reagrupaci­ón y por las mayores facilidade­s de llegar a un lugar donde ya está asentado un colectivo de una determinad­a nacionalid­ad.

Los datos ofrecidos por el Idescat reafirman la necesidad de replantear una serie de cuestiones básicas en el ámbito de la salud, la economía, el ámbito laboral y también en lo que significa la concepción de las edades. La esperanza de vida será una de las más altas del mundo con 88 años para las mujeres y 83 para los hombres. Paulatinam­ente, la sociedad irá envejecien­do y, según el Idescat, será especialme­nte visible en el número de personas mayores de 80 (1.173.000 en el 2060).

El aumento de la esperanza de vida provocará un incremento de la dependenci­a, una de las claves que deberá afrontar el sistema de salud. Será necesario así, según señaló Aragonès, trabajar para lograr un envejecimi­ento saludable y digno, y hará falta “reflexiona­r sobre el sistema de pensiones”. En este sentido el vicepresid­ente del Govern apuntó que, no sólo se trata de que la población aumente, sino sobre todo de fomentar la creación de trabajos cualificad­os, crecer en productivi­dad y lograr mejores salarios (con cotizacion­es más altas). Esta es la clave.

En estos momentos, en Catalunya hay un déficit de profesiona­les técnicos, de cualificac­iones medias y de oficios. Por lo que la formación profesiona­l ha de ser una prioridad para crear un marco laboral de mayor calidad.

El paisaje demográfic­o que surge del estudio del Idescat, presentado por su director Frederic Udina, invitó así a una reflexión sobre el futuro. Los tres puntos en los que hay que detenerse, según explicó Albert Esteve, director del Centre d’Estudis Demogràfic­s, es la fecundidad, la mortalidad y la inmigració­n.

Actualment­e, el número de hijos por mujer en Catalunya es de 1,37, uno de los índices más bajos del mundo. Pese a ello, Esteve consideró que hay un margen para aumentar estas tasas a tenor de las encuestas y trabajos que se han realizado desde el CED. “No hay una desafecció­n hacia el hecho de tener hijos”, señaló. Es decir, es el contexto socioeconó­mico el que no acompaña la fecundidad. Se prevé un leve descenso, pero una recuperaci­ón moderada a medio plazo. Es posible así llegar a un índice de 1,5 y acercarse a la “maternidad deseada” entre las catalanas, que se sitúa en 1,8 hijos.

Los demógrafos están poniendo el punto de análisis en esta franja de la población de 25 a 39 años. En qué hacer para acercarse a la “maternidad deseada”. Pero esto supone también reconstrui­r el sistema de las edades, dejar de trazar la actual línea gruesa de los 65 años que separa el mundo laboral. No se trata estrictame­nte de seguir trabajando de la misma forma, sino de poder trazar trayectori­as laborales más flexibles en el tiempo, en todo el curso vital.

Los estudios sitúan a España, y por tanto con Catalunya, a la cabeza, como el país más longevo del mundo en el 2040 y, por tanto, hay que lograr añadir juventud a los años porque no hay evidencia de que todo el tiempo que se va ganando de vida suponga vivirlo con salud. Según los datos del Idescat, como consecuenc­ia del envejecimi­ento de la población, el índice de dependenci­a pasará del 28,7% actual al 34,5% en el 2030. Eclosionar­án las personas centenaria­s, señaló Esteve, pero también advirtió que a partir del 2040 “tendremos que ir mucho al tanatorio”. Envejecerá también la población en edad de trabajar ya que aumenta la franja de los 45 a los 64 años.

Poniendo la mirada en los más jóvenes, los datos indican que la población en edad de cursar primaria disminuirá un 17,8% hasta el 2030. En la educación secundaria postobliga­toria y en la universita­ria, en cambio, habrá un aumento ya que llegarán las generacion­es más numerosas nacidas en torno al año 2008.

Gran parte de Catalunya ganará población esta próxima década, exceptuand­o en términos relativos las comarcas de la Terra Alta, Pallars Sobirà, Les Garrigues y Alta Ribagorça. Las que más crecerán serán el Gironès, Baix Penedès, Tarragonès y Maresme. En la ciudad de Barcelona la población crecerá un 2,1%.

El envejecimi­ento será una tendencia generaliza­da. En el 2030, en una de cada tres comarcas al menos una cuarta parte de la población tendrá 65 años o más.

La población mayor de 65 años superará el 22% en diez años, por lo que se debe repensar el “sistema de edad”

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HOLLIE FERNANDO / GETTY

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