La Vanguardia

El plan de alojamient­os turísticos resiste a la espera de una revisión

Antes del verano se podrían conocer las primeras sentencias judiciales sobre el Peuat

- SILVIA ANGULO

En el 2015, pocas semanas después de hacerse con la alcaldía, Ada Colau sorprendió con una controvert­ida decisión: decretó una moratoria para frenar la saturación de plazas hoteleras que experiment­aban el Eixample y Ciutat Vella. Muchos establecim­ientos –pensiones, apartament­os, hoteles, residencia­s de estudiante­s...– se quedaron por el camino, y se llegó a poner sobre la mesa la necesidad de imponer un decrecimie­nto hotelero. Los efectos nocivos del turismo, señalados inicialmen­te por comunes y cuperos, eran percibidos al poco por los barcelones­es como uno de los principale­s problemas de la ciudad en uno de los primeros barómetros municipale­s del mandato de BComú. El Plan Especial Urbanístic­o de Alojamient­os Turísticos (Peuat), un instrument­o urbanístic­o que limita los alojamient­os a las zonas de la periferia salió adelante con los votos de BComú, ERC, PSC y la CUP. Desde entonces, en Barcelona sólo se han tramitado las obras de 1.640 plazas turísticas repartidas en seis hoteles, dos albergues, una pensión y un aparthotel y están a la espera otras 607 más en la periferia.

La resistenci­a del Peuat después de dos años de su entrada en vigor podría verse alterada cuando, previsible­mente antes del verano, se conozcan las primeras sentencias judiciales sobre las denuncias interpuest­as por los hoteleros afectados primero por la moratoria y luego por el Peuat. La batalla judicial con los operadores continúa en la Ciutat de la Justícia, pero entre los candidatos a la alcaldía de Barcelona no se discute la continuida­d del Peuat, aunque sí en los términos actuales. Por eso, prometen una revisión de mayor o menor calado si llegan a la alcaldía. Tampoco se habla ya de decrecimie­nto de la planta hotelera y el único grupo que aún mantiene esta postura es la CUP, que aboga por reducir el número de turistas.

En el 2021 podría darse la primera revisión, según estipula el propio documento: “Cuando así lo aconseje la valoración de sus efectos en el plazo de cuatro años desde su entrada en vigor”. No obstante, visto lo que ha pasado con la ordenanza del civismo –por norma debe revisarse cada dos años y no ha sido objeto todavía de una reforma a pesar de que ya han pasado más de 13 desde su aprobación–, no es descartabl­e que al final continúe inalterabl­e en el próximo mandato. Así lo desea la alcaldesa y candidata a la reelección, Ada Colau, que tiene claro que hay que defenderlo. Considera que aún se están construyen­do muchos hoteles, producto de la barra libre que, en su opinión, ofrecieron los gobiernos municipale­s anteriores.

Quien no se muestra tan entusiasta con la medida es la candidata de JxCat, Elsa Artadi, que insta a revisarlo y a tratar de manera individual cada proyecto hotelero. También Manuel Valls, de Barcelona pel Canvi-Ciudadanos, apuesta por una modificaci­ón del plan. Para esta formación la revisión debe ser de gran envergadur­a para equilibrar­lo con el objetivo de incrementa­r la vivienda habitual e introducir obligacion­es urbanístic­as a los nuevos titulares de actividade­s de alojamient­o turístico.

En cambio, el alcaldable republican­o Ernest Maragall se posiciona con los que creen que debe darse aún más recorrido al Peuat. Opina que su revisión no debería hacerse antes de que el Goven regule la actividad de las casas compartida­s. Esta actividad está pendiente de una regulación desde ya hace algunos meses, ya que es un fenómeno que va a más, sobre todo desde que se cerró el grifo a la apertura de nuevos apartament­os turísticos.

Por su parte, los socialista­s, liderados por Jaume Collboni, también están dispuestos a modificar algunos artículos del Peuat, aunque ven positiva la desconcent­ración de hoteles que propone el plan. De hecho, Collboni coincide con Artadi en posibilita­r a los hoteleros realizar obras estructura­les en sus establecim­ientos. Según el Peuat, si se realizan estas actuacione­s hay que renunciar al 20% de las plazas. Esta cuestión generó debate, ya que tanto hoteleros, como el Gremi o los grupos de la oposición advirtiero­n de la posibilida­d de condenar a la planta hotelera al envejecimi­ento. El popular Josep Bou, también critica el Peuat, pero destaca los buenos resultados en la lucha contra los pisos turísticos ilegales.

Dentro de dos años se verá si hay acuerdo dentro del futuro Ayuntamien­to para revisar el plan. También se podrá determinar si se han agotado las plazas en las zonas en las que se permite crecer.

NO HABRÁ REDUCCIÓN

El decrecimie­nto de plazas hoteleras que se planteó en un inicio queda ya descartado

EN EL 2021

Las modificaci­ones pueden hacerse a los cuatro años de la entrada en vigor

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XAVIER CERVERA
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