El gafe de Viviani
Ewan hace doblete antes de que el Giro llegue a la montaña
Hoy empieza otro Giro, el de las montañas, el de las cimas, el de los ataques, en el que Roglic debe confirmar su candidatura a llevar la maglia rosa en Verona. De las once primeras jornadas, Elia Viviani es el gran derrotado. El campeón italiano es el príncipe destronado. El año pasado, el primero en el Quick Step, fue el gran dominador de las volatas. Ganó cuatro. En esta edición Viviani, con la nueva nomenclatura (Deceuninck), no lleva ningún triunfo de etapa y eso que seis jornadas se han resuelto en llegadas masivas. De hecho, ganó el tercer día pero fue descalificado. Desde entonces, no levanta cabeza.
Ayer en Novi Ligure, donde Biaggio Cavanna descubrió al campeonissimo Fausto Coppi en la bicicleta donde repartía los embutidos de la Salumeria Merlano, tampoco fue su día. Ni por probabilidad ni por descarte. Ni por lotería. Ni sin Moschetti, retirado tras la caída del martes. Viviani lleva más de dos meses sin ganar. Desde el 15 de marzo en la Tirreno-Adriático. El año pasado fue un sueño. Éste es una pesadilla de la que no logra despertar. Su mala racha la está aprovechando Caleb Ewan (Lotto) para llenar sus arcas. Ya lleva dos etapas al sprint.
Hay que remontarse hasta el 2002 para encontrar el último campeón italiano en ganar una volata en el Giro de Italia. Fue il
bello Mario Cipollini en la última etapa de Milán. A Viviani, que asegura que no quiere retirarse de la corsa rosa sin haberse apuntado una victoria, sólo le queda una oportunidad: el jueves 30 en Santa Maria di Sala. Entonces será todo o nada para él.
En Novi Ligure entraron los cuatro grandes velocistas que quedan en liza. Ackermann, Démare, Ewan y Viviani, todos contra todos. El italiano fue cuarto. Es decir, último. Ewan, el hombre bala, apenas 165 centímetros, el segundo más bajito de todo el pelotón sólo por detrás de Esteban Chaves, fue el más veloz. A Ewan, todo potencia, le van bien esas rectas que pican, con una ligera pendiente.
“Cada día analizamos los fallos y vamos cambiando cosas”, explicaba en la salida Viviani sobre la táctica del equipo. El italiano también explicó que le pasan un vídeo del último kilómetro y lo ve en el ordenador. Ayer, el Deceuninck se puso a tirar a 6 km del final de la etapa. Cogió el mando del pelotón. Una manea nueva de preparar la llegada para Viviani, tomando el protagonismo. Tampoco sirvió. “No hay un gran dominador. No hay grandes diferencias entre nosotros pero la lógica en el ciclismo no tiene ningún sentido”, lamenta el italiano, que ha pasado de ser el rey de la volata a eterno comparsa.
La etapa de hoy, entre Cuneo y Pinerolo, donde en 1949 ganó Coppi la etapa más bella de la ciclismo, según La Gazzetta dello Sport, atacando a Bartali a 190 km de meta, significa la subida al primer puerto de primera categoría del este Giro: el Montoso, 9 km al 9,4% de pendiente. Nibali, Carapaz, Majka, Yates, López y Landa entran en su terreno.