Lo llaman alpinismo.
El techo del mundo registra unas 500 ascensiones en dos días, según un primer balance, y cinco muertes este mes de mayo
Unos 200 turistas de alto nivel adquisitivo, asidos a una baranda, enchufados al oxígeno y asistidos por sus sherpas personales, se disponen a coronar el Everest, donde este año han muerto ya cinco personas.
Desgraciadamente, más de lo mismo en el Everest, en la cumbre reina del Himalaya. Unas 300 personas culminaron anteayer por ambas vertientes, la nepalí y la tibetana, el techo del mundo, de 8.848 metros, y ayer prosiguieron los ataques a la cima aprovechando la ventana de buen tiempo. El miércoles, se produjo un atasco en la cara sur, a unos 8.400 metros, una altura en la que los errores se pagan muy caros. Más arriba, el tráfico de alpinistas tampoco era fluido.
La cara más triste son el total de catorce muertes que, en el último mes , se han registrado en el Himalaya: en el Everest (cinco), Annapurna (una), Kanchenjunga (tres), Cho Oyu (una), Makalu (tres) y en
el Lhotse (una). La última víctima es Kalpana Das, de 49 años, de India. The Himalayan Times adelantó que murió ayer por la tarde durante el descenso del Everest, a unos 8.400 metros. Kalpana, junto con otras dos montañeras, Kanchhi Maya Tamang, de Nepal, y Liyamu Ma, de China, coronó el techo del mundo hacia las 12.55, hora local, y poco después desfalleció. También Anjali S. Kulkarni, de 54 años y de Bombay, y el norteamericano Donald Lynn Cash, de la misma edad, fallecían en circunstancias similares. Anteayer, Anjali y su marido, Sharad, estaban bajando de la cima cuando ella perdió el conocimiento por encima del campamento 4, a más de 8.000 metros. Donald Lynn Cash, procedente de Utah, tras invertir doce penosas horas en coronar el Everest con el apoyo de dos sherpas, se quedó sin fuerzas y se desmayó. Su equipo consiguió reanimarlo y lo bajaron hasta la zona del Escalón Hillary, donde permanecieron durante unas dos horas. Allí, a unos 8.770 metros, murió el miércoles, según informa su agencia, Pioner Adventure.
El oficial de enlace del Ministerio de Turismo de Nepal en el campo base del Everest, Gyanendra Shrestha, confirmó que unos 250 montañeros salieron del campo IV (a casi 8.000 metros) durante la noche del martes al miércoles, de los que más de 200 alcanzaron de madrugada la cima, y que las colas duraron varias horas, seoxígeno gún la agencia Efe. Añadiendo a estas las personas que emprendieron la subida desde la cara norte, en Tíbet, alrededor de 300 coronaron el techo del mundo, una cifra que deberá verificarse en los próximos días.
El buen tiempo es una condición determinante para afrontar el ascenso, por eso los aspirantes a culminar el Everest, la práctica totalidad con la ayuda de oxígeno artificial y de al menos un sherpa que los asisten y atienden sus necesidades, coinciden los mismos días en su itinerario hacia la cumbre. Como sucedió el miércoles y también ayer jueves, una jornada en la que se estiman otros 200 ascensos.
Con la concentración de tanta gente a más de 8.000 metros, con el cuerpo al límite, los atascos pueden ser letales. El tiempo pasa y el embotellado, que para la inmensa mayoría es la vida, se va gastando. A falta de verificar el número exacto de cimas de ayer y anteayer para determinar nuevos récords, el Himalaya ha sido escenario esta primavera de otras marcas. El nepalí Kami Rita Sherpa es el hombre que más veces ha pisado el techo del mundo, 24, las dos últimas en un plazo de seis días este mes de mayo, pero chupando oxígeno.
Y uno de los personajes más mediáticos de la temporada y una suerte de hombre de acero, el exsoldado nepalí Nirmal Purja (autor de la foto que ilustra este reportaje), también respirando oxígeno artificial, empalmó el miércoles la cumbre del Everest y la del Lhotse, de 8.516 metros, apuntándose una nueva marca. En un sólo mes ha encadenado cinco ochomiles, el Annapurna; el Dhaulagiri, con un tiempo infernal, el Kanchenjunga, y los citados Everest y Lhotse. Y ayer, sin descansar, ya se encontraba en el campo base del Makalu, preparado para un ascenso directo.
Por el contrario, el catalán Sergi Mingote desistió de sus planes de intentar coronar el Everest sin utilizar oxígeno artificial, tal como anunció el miércoles. La semana pasada coronó el vecino Lhotse, sin oxígeno, junto con Juan Pablo Mohr, Ali Sadpara, Carlos Garranzo e Inigo Castineyra. Mingote perseguía hollar el Lhotse, el Everest y el Kanchenjunga esta primavera. Sólo ha tachado su primer objetivo. A través de las redes sociales, ha informado de que una infección pulmonar y una costilla fisurada le han impedido intentar el Everest y por tanto mantener en juego la posibilidad de récord.
Con la concentración de tanta gente a más de 8.000 metros y con el cuerpo al límite, la espera puede ser letal