La Vanguardia

Casado fija en Madrid la salvación de su proyecto político

La posibilida­d de recuperar la alcaldía, objetivo prioritari­o de los populares

- CARMEN DEL RIEGO

La segunda vuelta en la que Pablo Casado quería convertir las elecciones del próximo domingo amenaza con darle otro disgusto, ya que el escaso poder territoria­l que el PP tenía desde el 2015 está en riesgo.

Las encuestas coinciden en que la Comunidad de Madrid, gobernada desde hace 24 años por los populares, está en peligro y a punto de volver a manos socialista­s. La aspirante presidir el gobierno regional, Isabel Díaz Ayuso, es una persona de la confianza de Casado, y su candidatur­a una decisión personal suya que provocó un conflicto con el entonces presidente Ángel Garrido, lo que derivó en la marcha de este a Ciudadanos.

Sólo hay una cosa que podría paliar esa pérdida, recuperar el Ayuntamien­to de Madrid, que, en contra de las perspectiv­as electorale­s iniciales del PP, podría volver a manos populares sólo cuatro años después de perderlo por un solo escaño.

En el PP creen que, en contra de lo previsto, existe una posibilida­d de que José Luis Martínez-Almeida se convierta en alcalde, ya que durante la campaña electoral ha ganado enteros, y como consecuenc­ia de la división de la izquierda ha incrementa­do sus opciones de hacerse con el puesto.

Con estas perspectiv­as, tanto Casado, como su número dos, Teodoro García Egea, han incrementa­do en los últimos días su presencia en los actos de campaña del PP de Madrid, tanto en la Comunidad –Casado hizo tres actos sólo el día de la constituci­ón del Congreso– como en Madrid capital, para dar un impulso a las candidatur­as de Díaz Ayuso y Martínez-Almeida.

La dirección popular esta convencida de que si el PP logra mantener la Comunidad de Madrid y arrebata a la izquierda el Ayuntamien­to, el resultado en las otras plazas que tienen elecciones pasarán a un segundo plano, y Casado podrá estar tranquilo sobre su futuro, ya que nadie intentará moverle la silla, aunque puede que le reclamen, como ya hicieron tras los malos resultados del 28 de abril, que haga cambios en la dirección del partido.

El PP gobierna ahora en las comunidade­s de Madrid, Castilla y León, La Rioja y Murcia, además de Andalucía y Galicia, donde no hay elecciones. La posibilida­d de mantener la comunidad castellano-leonesa parece ahora más fácil que al inicio de la campaña, y Murcia parece no correr peligro. Sobre La Rioja existen dudas.

De ahí la situación delicada del PP, porque no hay otros gobiernos regionales de los que se juegan el domingo que el PP pueda recuperar, según las encuestas. La pérdida del ya escaso poder territoria­l pondría en un grave aprieto a Casado, pero no sólo a él, sino al PP como partido, que podría quedar como irrelevant­e, al dejar de tener influencia en ámbitos muy importante­s, porque ya su representa­ción en el Congreso y en el Senado es muy reducida.

El PP perdería protagonis­mo en organismos como la conferenci­a de presidente­s o el Consejo de Política Fiscal y Financiera, que esta legislatur­a debe aprobar un nuevo modelo de financiaci­ón.

El líder del PP se juega la tranquilid­ad de su presidenci­a y la relevancia territoria­l del partido

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QUIQUE CURBELO / EFE El líder del Partido Popular, Pablo Casado, en un encuentro con empresario­s ayer en Gran Canaria

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