La Vanguardia

El doble frente de Madrid

La izquierda se conjura para apuntalar una victoria en las municipale­s y autonómica­s que reste oxígeno a la derecha

- ASIER MARTIARENA

Un puñado de votos van a marcar el devenir de Madrid hasta el 2023. Un manojo clave para decantar la balanza de un lado o del otro porque, ante la ausencia de partidos nacionalis­tas, las batallas por el gobierno regional y la alcaldía son peleas de bloques. Izquierda versus derecha. Sin posiciones intermedia­s ni partidos bisagra.

En el primer caso, los sondeos otorgan al candidato socialista, Ángel Gabilondo, una ligera ventaja. Subido a la ola de la victoria del PSOE en las generales, el donostiarr­a se encuentra ante el mejor de los escenarios posibles. Su carácter calmado y sereno le ha permitido conformar una imagen de político a la vieja usanza, totalmente ajeno a la actual política a golpe de tuit.

Para confirmar la reconquist­a del gobierno de la Puerta del Sol, el PSOE necesita que la suma de escaños con Isa Serra (Unidos Podemos) e Íñigo Errejón (Más Madrid) –quienes mantienen un duelo a cara de perro por el liderazgo a la izquierda del PSOE– le otorgue una ventaja mínima sobre la entente formada por Partido Popular, Ciudadanos y Vox. De no conseguirl­o, el PSOE ya se puede olvidar de gobernar en Madrid por un largo tiempo. Porque no se ha visto en otra igual. Entre la descomposi­ción del PP de la Púnica y Lezo y la incontinen­cia verbal de su candidata, Isabel Díaz Ayuso –que lo mismo añora los atascos de madrugada que defiende el empleo basura–, se encuentra ante los rivales menos fuertes a los que se han enfrentado en los últimos 24 años en los que los populares han colecciona­do mayorías electorale­s.

La última ha sido con Ciudadanos como partido muleta. Una formación, la dirigida por Ignacio Aguado, que, para intentar dar el sorpasso al PP, fichó a última hora a su expresiden­te regional, Ángel Garrido, dejando a los populares en estado de shock al llevarse este consigo todos sus secretos, estrategia­s y miserias. Poco menos que si Rusia le arrebatara a Estados Unidos el maletín de los códigos nucleares.

En la capital, paralelame­nte, la jorimposic­iones” nada electoral viene a decidir si Madrid renueva su confianza en el Ayuntamien­to del cambio o si el PP recupera el cetro perdido en el 2015. Al igual que en la Comunidad, no hay otro escenario posible. La clave está en saber si Manuela Carmena, ya “de paisano” y sin el uniforme de Unidos Podemos, es capaz de ganar su órdago a Pablo Iglesias tras abandonar Ahora Madrid para conformar un equipo de “total confianza y sin que no amedrentas­e a las clases medias.

El resultado de Carmena es una incógnita especialme­nte en esta recta final de campaña en la que el permisivo Iglesias ha abandonado su neutralida­d para pedir el voto de la izquierda para Madrid en Pie, la formación nacida de Izquierda Unida y encabezada por los concejales díscolos de Carmena, quienes, según el CIS, podrían arañar dos o tres escaños que se antojan decisivos. El resto de los apoyos necesarios para repetir como alcaldesa se los brindará el PSOE, que tiró de fichaje galáctico al apostar por el exseleccio­nador nacional de baloncesto Pepu Hernández para salvar los muebles tras quedar como última fuerza con representa­ción en el Consistori­o.

Enfrente estarán, como en la batalla autonómica, PP, Cs y Vox. Los primeros con José Luis Martínez-Almeida a la cabeza. Un candidato inesperado que, tras la espantada de Esperanza Aguirre y la colección de “ranas” que dejó a sus espaldas, se topó con la portavocía del PP municipal de forma inesperada. Su martilleo como azote de Carmena en los plenos municipale­s y el escaso fondo de armario del PP convirtier­on la interinida­d en plaza fija.

Su única oportunida­d de recuperar el bastón de mando del palacio de Cibeles pasa por sumar con Cs y Vox una mayoría simple quedando el PP

La única oportunida­d del PP para recuperar el bastón de mando del palacio de Cibeles pasa por sumar con Cs y Vox

por delante de la formación naranja representa­da por Begoña Villacís. La joven abogada, madre de su tercera hija en plena campaña y lastrada por un supuesto conflicto de intereses por la sociedad que administró durante años con su marido, se ha desinflado en la recta final de la legislatur­a tras liderar hasta entonces las encuestas. Y, por último, Vox, que comenzó la gincana electoral optando al 20% de los votos, que en las generales se quedó en el 10% y que, para el domingo, con el ama castrense de Javier Ortega Smith, aspira únicamente a sumar el 5% mínimo para obtener representa­ción en el Ayuntamien­to.

Se trata, por tanto, de conocer quién obtiene el ansiado puñado de votos extra que, de caer del lado de la derecha, permitiría a Pablo Casado tomar algo de oxígeno tras su batacazo del 28 de abril. Pero que, de caer en el otro lado, afianzaría a la izquierda en esta nueva correlació­n de fuerzas repartidas en el tablero político.

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DAVID FERNANDEZ / EFE La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en un acto de campaña
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