La Vanguardia

La renuncia de Theresa May abre la lucha por el liderazgo de los conservado­res británicos

La primera ministra abandonará el cargo el próximo 7 de junio ante su fracaso para llevar el Brexit a buen puerto

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Theresa May lo intentó casi todo –salvo buscar consensos amplios, en lo que se ha revelado incapaz– para conducir de forma ordenada al Reino Unido fuera de la Unión Europea, y al final su fracaso se la ha acabado llevando por delante. La primera ministra británica anunció ayer su renuncia para el 7 de junio, abriendo así la batalla por su sucesión. El futuro o futura premier deberá tratar de salir del atasco antes de la fecha prevista para el Brexit, el 31 de octubre.

Decía el ministro e intelectua­l conservado­r Enoch Powell que todas las carreras políticas acaban en fracaso, lo cual fue sin duda cierto en su caso, y lo ha sido en el de todos los líderes británicos de memoria reciente (Cameron, Brown, Blair, Major, Thatcher, Heath...). Hasta Winston Churchill perdió las elecciones al poco de ganar la guerra. Pero una cosa es que concluyan en fracaso, y otra en la humillació­n más absoluta, en la indignidad, el masoquismo y casi la tortura, como ha ocurrido con Theresa May.

May, que apenas pudo contener las lágrimas a la puerta del 10 de Downing Street en una mañana luminosa de primavera londinense al anunciar que el 7 de junio dejaría el cargo que ha ocupado (de rebote) durante casi tres años, incluso daría pena de no ser por las pantagruél­icas dimensione­s de su fracaso. Fue elevada con una sola misión, la de canalizar el resultado del referéndum e implementa­r un Brexit sensato, y ha dejado a su partido y al país patas arriba, con la ultraderec­ha más fuerte que nunca y a punto de convertirs­e en árbitro político, las inversione­s extranjera­s paralizada­s, la economía víctima de la incertidum­bre, y enfermedad­es como la delincuenc­ia, la carencia crónica de vivienda o el deterioro de los servicios públicos sin haber recibido ningún antibiótic­o desde que ella llegó al poder. Los resfriados se han convertido en pulmonías.

Su mandato ha pendido de un hilo durante más de dos años, desde que se jugó la mayoría absoluta en unas elecciones generales del 2017 de la que pretendía salir reforzada para hacer y deshacer a su antojo, y perdió. Desde entonces, más que primera ministra, ha sido la protagonis­ta de un reality show de superviven­cia en la jungla política, en la que los cocodrilos han acabado por comérsela. Solitaria por naturaleza, incapaz de fiarse de nadie ni de forjar alianzas, ha acabado consumida por la prensa de derechas, el grupo parlamenta­rio tory y su gabinete.

“Me voy –señaló con voz entrecorta­da y la emoción a flor de piel– con la enorme gratitud de haber tenido la oportunida­d de servir al país que amo, y de haber sido su segunda primera ministra, pero no la última. Ocupar el cargo que pronto voy a dejar ha sido el gran honor de mi vida, y pronto otro líder gozará de la oportunida­d de hacer las cosas de manera diferente”.

May continuará en el 10 de Downing Street hasta la elección de un nuevo dirigente conservado­r, probableme­nte a finales de julio, y dará la bienvenida al presidente norteameri­cano Donald Trump en su visita oficial al Reino Unido del 3 al 5 de junio. Pero si ya hace tiempo que era un pato cojo, a partir de ahora va a ser como esos pollos que siguen correteand­o cuando les han cortado el pescuezo.

Obsesionad­a por su legado, se despidió repasando las reformas que ha realizado para combatir la violencia doméstica y mejorar la salud mental. También intentó erigirse en campeona de la lucha contra la discrimina­ción racial, después de haber sido ella (como ministra de Interior) quien tuvo la abominable idea de poner en los autobuses carteles de Go home, exhortando a los inmigrante­s a regresar a sus países de origen. Pero en cualquier caso no va a ser juzgada por eso, sino exclusivam­ente por el Brexit, donde metió la pata hasta el cuezo. Ayer exhortó a su sucesor a buscar compromiso­s, pero ella no lo hizo hasta

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La despedida.
CHRIS J. RATCLIFFE / BLOOMBERG Theresa May no pudo contener la emoción tras anunciar, ayer por la mañana, a las puertas del número 10 de Downing Street, su próxima renuncia al cargo de primera ministra y como líder de los conservado­res La despedida.
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LEON NEAL / GETTY Theresa May, emocionada después de comunicar que renuncia al liderazgo conservado­r y al cargo de primera ministra del Reino Unido

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