Una ‘porno’ en Cannes
Elia Suleiman presenta un buen filme mientras Kechiche provoca una crisis con su porno y Stallone conquista el festival
Gran parte del público que asistió ayer en Cannes al estreno de Mektoub, my love: intermezzo, del director franco tunecino Abdellatif Kechiche, abandonó la sala antes de finalizar la proyección por la interminable sucesión de planos de contenido sexual gratuito y su tedioso planteamiento.
Esto es Cannes, en esencia: buen cine, estrellas y algún que otro escándalo. En su última jornada de competición antes de la gala de clausura y entrega de premios de esta noche, el certamen se resumió ayer a sí mismo con un compendio de sus principales ingredientes de toda la vida: una estupenda película, It must be heaven, del palestino Elia Suleiman; una pequeña crisis, la provocada por el franco tunecino Abdellatif Kechiche con su filme semiporno y sus insultos a un periodista por preguntarle acerca de una investigación en su contra por abusos sexuales, y una superestrella de Hollywood, en este caso Sylvester Stallone, que conquistó al público y a la prensa con su filosofía sobre los fracasos que nos hacen mejores.
Por empezar por lo más importante, que son las películas a concurso, la de Elia Suleiman sobre un cineasta palestino que emprende un alucinante viaje a París y Nueva York encantó a la prensa. La cinta combina humor, fantasía y simbolismo para hacernos una crónica de la comedia humana través del alter ego del realizador. El protagonista sale de su tierra para buscar un país de acogida y de paso vender su última película. Nada le es fácil, pero no se queja. De hecho, sólo abre la boca para decir que es un palestino de Nazaret. Lo suyo es contemplar la vida en las calles y escuchar relatos o conversaciones que raramente le implican. Y en una productora de la Gran Manzana se ve con Gael García Bernal, apenas unos minutos.
La película es una sucesión de historietas divertidas y chocantes, como de cuento. Y siempre con un punto tierno. El personaje encuentra con ecos de Palestina allá donde va, y nos interpela sobre dónde se siente uno en casa. Un filme que dejará buen recuerdo en Cannes.
No ocurrirá igual con la obra de Kechiche, Mektoub, my love: intermezzo: una pesada sucesión de planos de traseros femeninos a lo largo de tres horas y media, con un cunnilingus de veinte minutos como escena culminante. Periodistas e invitados a la première abandonaron los respectivos pases mucho antes del final. Y la mayoría de críticas fueron adversas, no tanto por lo degradante y reiterativo de las escenas de bailoteo, o por el plus porno, como por el inane contenido de la película y sus soporíferos efectos. Aunque lo peor llegó en la rueda de prensa, cuando un periodista preguntó al cineasta sobre la investigación policial en su contra por una denuncia de abusos sexuales de una actriz de 29 años. Kechiche respondió: “Esa es una pregunta imbécil. Aquí venimos a hablar de cine”.
El encuentro con Sylvester Stallone fue como un bálsamo en este
Kechiche calificó de “imbécil” la pregunta de un periodista sobre una investigación en su contra por abuso sexual
contexto. El actor estadounidense dijo tener “una buena idea” para una nueva entrega de Rocky. Opinó que “el fracaso te hace más inteligente y el éxito te vuelve estúpido”. Aclaró que nunca quiso dar un sentido político a sus personajes”. Y, para culminar la jornada, presentó unas primeras imágenes, precisamente, de Rambo V: last blood ,su próximo filme. El reparto incluye en un papel principal a la sevillana Paz Vega, que posó junto a Stallone. Fue la cuota de glamur en un día completo de lo que, con su más y sus menos, viene siendo Cannes.