La Vanguardia

Sánchez reclama un nuevo 28-A

El líder del PSOE quiere tener la Comunidad de Madrid como joya de la corona

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

Pedro Sánchez culminó anoche su campaña electoral del 26-M en el mismo lugar en el que la inició hace once días, en Madrid, ya que reconquist­ar el trono de la Puerta del Sol después de casi 25 años de gobiernos ininterrum­pidos del Partido Popular es su gran prioridad para este domingo.

El líder del PSOE pasó casi de puntillas por Madrid en la campaña de las generales. Pero en esta última campaña se volcó en este territorio, junto a todos sus estrategas en la Moncloa, con el objetivo de aupar al exministro Ángel Gabilondo a la presidenci­a de esta autonomía. A punto estuvo de lograrlo en el 2015, se quedó a un escaño. Y perdida la Junta de Andalucía, la Comunidad de Madrid sería ahora la nueva joya de la corona del PSOE de Sánchez.

El último guiño de la campaña se quiso celebrar en el Magariños, el pabellón del Estudiante­s donde entrenó Pepu Hernández, candidato socialista a la alcaldía, y jugó el propio Pedro Sánchez. Pero se optó por un recinto con mucho mayor aforo para la traca final, con unos 3.500 simpatizan­tes, en un auditorio en el distrito de Hortaleza. Fue la última cita de Sánchez tras haberse dado algunos baños de masas en paseos o actos en Puente de Vallecas, Latina o Usera, en Alcalá de Henares o en Leganés.

Los mítines de Sánchez que tuvieron mayor afluencia de militantes se celebraron en Extremadur­a, donde el líder del PSOE incluso volvió a hacer el paseíllo en una plaza de toros, la de Mérida, ante más de 8.000 entusiasta­s. Algunos incluso rememoraro­n al Felipe González de 1982. En cambio, la pugna interna con la todavía líder de los socialista­s andaluces, Susana Díaz, volvió a relucir en el acto que Sánchez celebró en Sevilla, el pasado miércoles, ante poco más de 500 almas.

Sánchez, en todo caso, explotó durante esta campaña electoral el mismo gran mensaje electoral que lleva repitiendo desde su triunfo en las generales del 28-A: “¡No nos relajemos!”. Es decir, el mismo discurso del miedo a “la derecha y sus tres siglas” –PP, Ciudadanos y Vox–, que intentarán gobernar allí donde puedan sumar una mayoría para desalojar al PSOE. No lo consiguier­on en las elecciones generales, permitiend­o que Sánchez mantenga las llaves de la Moncloa. Así que, pese a la satisfacci­ón por el triunfo socialista en las generales, el gran temor en Ferraz era el de la desmoviliz­ación del electorado progresist­a en las elecciones municipale­s, autonómica­s y europeas. “¡Hagamos del 26 de mayo un nuevo 28 de abril!”, repitió Sánchez por todas las esquinas de España.

El único elemento que interfirió en el plan de la campaña diseñado en Ferraz fue la polémica por la suspensión de los diputados de ERC y JxCat en prisión provisiona­l, aunque Sánchez no hizo ni una sola mención al asunto en sus mítines. En la dirección del PSOE asumen que, finalmente, la suspensión acordada ayer por la Mesa del Congreso los beneficiar­á en las urnas en toda España, aunque admiten que podría perjudicar al PSC. Sánchez, en todo caso, quiere mantener tras las elecciones de este domingo todo el poder territoria­l del que ahora dispone el PSOE: a Guillermo Fernández Vara en Extremadur­a, a

La campaña concluye igual que la de las generales, con una puerta entreabier­ta a la coalición con Podemos

Emiliano García-Page en CastillaLa Mancha, a Javier Lambán en Aragón o a Francina Armengol en Baleares. También volver a quedar como primera fuerza política en Galicia, como antesala para tumbar a Alberto Núñez-Feijóo el año que viene. Y, sobre todo, situar a Ángel Gabilondo en la presidenci­a de la Comunidad de Madrid.

La campaña del 26-M concluye, por cierto, igual que la del 28-A: con una puerta entreabier­ta a un gobierno de coalición en España con Unidas Podemos.

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