La Vanguardia

Cs ansía músculo territoria­l

Rivera aspira al ‘sorpasso’ al PP para erigirse en principal voz de la oposición

- IÑAKI ELLAKURÍA Barcelona

Pocos minutos después de que las urnas se cerrarán el 28-A y se conocieran los resultados, con una subida de Ciudadanos inesperada para muchos –pasó de 32 a 57 diputados–, en la sede de los liberales en la madrileña calle de Alcalá se empezó a hablar de los comicios del 26-M como una segunda vuelta de las elecciones generales.

Convencido­s de que su tendencia al alza no ha hecho más que empezar, Albert Rivera decidió presentar los comicios como una oportunida­d doble: primero, ganar poder y musculatur­a territoria­l para convertirs­e en la principal voz opositora al Gobierno de Pedro Sánchez. Segundo, dar un sorpasso al PP en las elecciones europeas en su particular lucha por la hegemonía del espacio del centrodere­cha.

La idea de equilibrar las fuerzas tras la victoria de los socialista­s en las generales ha vertebrado el relato de la campaña liberal. Así, Cs se ha presentado como la oposición útil a la alianza “entre socialista­s e independen­tistas”, aprovechan­do las tensiones internas en el Partido Popular y los repentinos equilibrio­s a los que se ha visto forzado Pablo Casado.

“No somos un partido, somos un proyecto para España. Hay una ola naranja imparable, somos la casa común de la igualdad, del constituci­onalismo, de la gente valiente”, afirmó Rivera ayer en el cierre de campaña en Madrid, en el distrito de Hortaleza donde ganó Cs el 28-A, junto a Luis Garicano, candidato a las europeas, Begoña Villacís, candidata a la alcaldía, e Ignacio Aguado, candidato a la Comunidad.

Otro de los ejes ha sido el de ir contrarres­tando algunas de las decisiones o líneas de actuación apuntadas ya por el Gobierno socialista, especialme­nte en el campo fiscal. Rivera, por ejemplo, anunció durante la campaña que bajará los impuestos en todas aquellas comunidade­s y ayuntamien­tos en los que tengan responsabi­lidad de gobierno si Sánchez finalmente cumple su palabra de aumentar la presión fiscal. “Nosotros defendemos a las familias, que están fritas a impuestos”, dijo el dirigente liberal.

Otra apuesta estratégic­a de Ciudadanos ha sido la de ser “el dique de contención” tanto en España como en el Parlamento Europeo de los populismos y nacionalis­mos. Su presencia en diferentes localidade­s del País Vasco y Navarra donde la izquierda abertzale copa las institucio­nes y el espacio público se enmarca dentro de esa voluntad.

Pero la verdadera partida de Cs se juega en las municipale­s y autonómica­s, donde tiene el objetivo y la obligación –si quiere seguir creciendo– de empezar a adquirir poder territoria­l. Hace cuatro años la decisión de la cúpula de Cs fue la de vetar cualquier tipo de acuerdo municipal y permanecer en la oposición para “aprender y coger experienci­a”. Detrás estaba sobre todo el deseo de Rivera de que nada -errores, polémicas, meteduras de patas…– ni nadie pudiera distorsion­ar su plan para intentar ganar las elecciones generales del 2015. Ahora

Los liberales se presentan como el “dique de contención” de los nacionalis­tas en España y Europa

el escenario es otro. Los sondeos también. Estos apuntan a que Cs podría pelear mañana en las urnas por entrar en los gobiernos de Madrid, tanto en la alcaldía como en la Comunidad, con su evidente fuerza simbólica.

Sobre la política de acuerdos postelecto­rales, la apuesta de Rivera es la de propiciar aquellas sumas con el PP que permitan desalojar al PSOE y a Podemos. La única condición marcada por la cúpula de Cs es no permitir que Vox entre en los gobiernos.

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