La Vanguardia

Cuando el alcalde era elegido por rifa

Hasta 1714, el cargo, que tenía otra denominaci­ón, se otorgaba al nombre del candidato que se extraía de una bolsa de tela Este método comenzó a utilizarse a mediados del siglo XV en la mayoría de poblacione­s de la Corona de Aragón

- MARTÍ PAOLA

Mañana domingo, España está llamada a las urnas para elegir la formación de todas las corporacio­nes municipale­s y, por consiguien­te, sus alcaldes. Se trata de una elección basada en la ley electoral que rige el proceso de selección de todos los representa­ntes políticos. Y aunque este sistema, consolidad­o, se utiliza desde hace

mucho tiempo, no es tan antiguo como podría suponerse. Desde mediados del siglo XV, y a lo largo de más de 200 años, los representa­ntes municipale­s de la mayoría de poblacione­s de la Corona catalanoar­agonesa eran elegidos mediante sorteo, más concretame­nte por el procedimie­nto conocido como la insaculaci­ón, consistent­e en extraer una de las bolitas previament­e introducid­as en un saco. De esta manera se elegía a los “bailes y cónsules”, los equivalent­es a los actuales alcaldes y concejales, términos que se adoptaron en Catalunya finalizada la guerra de Sucesión.

A nuestros días ha llegado diversa documentac­ión histórica que atestigua esta singular rifa. En el archivo municipal de Castelló d’Empúries se encuentran varios escritos donde se recoge la descripció­n detallada de algunos procesos celebrados a comienzos del siglo XVIII. En ellos es posible descubrir que se usaba una bolsa de tela azul llamada bolsa de batlle que se depositaba dentro de una cajita con cinco cerraduras con distintas llaves, caja que custodiaba también las otras bolsas destinadas a la elección de los cónsules y demás oficiales.

Para Josep Maria Torras, catedrátic­o de Historia Moderna de la Universita­t de Barcelona, “la insaculaci­ón era un proceso garantista que evitaba la manipulaci­ón de la elección, a la vez que velaba por la voluntad popular representa­da por la base social”.

El historiado­r destaca la seriedad y respeto con los que se custodiaba el material. La necesidad de abrir la caja con cinco llaves distintas significab­a que todos los poseedores debían estar presentes durante el momento de la elección y dar fe del correcto funcionami­ento del proceso.

La base social quedaba plasmada por un representa­nte elegido por cada uno de los gremios que tenían derecho a ofrecer un candidato para el cargo. Así, la saca contenía los nombres propuestos por las diferentes comunidade­s profesiona­les en pequeños trozos de pergamino de cuatro por cuatro centímetro­s dentro de unas bolitas que, posteriorm­ente, se sellaban con cera caliente para evitar su manipulaci­ón.

Torras explica que, aunque el recipiente formal fuera la bolsa de tela, el utensilio que finalmente se usaba para extraer el nombre era una palangana llena de agua. “Ahí un niño vertía las bolitas y, al flotar, quedaban a la vista de todos los presentes”, lo que aseguraba la transparen­cia del proceso.

Según reza en el documento de 1708 de la villa ampurdanes­a, en Castelló d’Empúries, el procedimie­nto de elección aún se complicaba un poco más, ya que en algunas poblacione­s bajo jurisdicci­ón señorial el noble se guardaba el derecho final de escoger al ganador. Es decir, al crío se le exigían tres nombres que acabarían componiend­o la terna del alcalde y el conde de Empúries elegía al que más se ajustaba a su agrado.

Marisa Roig, archivera municipal de Castelló d’Empúries, relata que el proceso de insaculaci­ón para los cargos públicos del municipio se efectuaba cada año y para ello se conjuraba el Consell General de la Universita­t en el edificio de la Llotja del municipio la vigilia del domingo de Ramos. “En el caso de Castelló, los batlles eran oficiales del conde y ejercían en su nombre la jurisdicci­ón en la villa y, como el resto de bailes de la Corona, además tenían funciones judiciales”, explica Roig. Unas competenci­as fuera del alcance de los alcaldes actuales.

La insaculaci­ón se practicó en la Corona de Aragón hasta la instauraci­ón del decreto de Nueva Planta. Algunos pueblos se hicieron los remolones y siguieron clandestin­amente eligiendo a sus representa­ntes por este procedimie­nto varios años después. Sólo los municipios de territorio­s bajo señorío pudieron seguir con esta tradición. El resto tuvieron que acatar la ley borbónica, que elegía el cargo por méritos de simpatía al régimen.

Los gremios locales proponían a los aspirantes, escogidos por el procedimie­nto de la insaculaci­ón

 ?? MUSEU D'HISTÒRIA DE GIRONA ?? Ejemplar de bolsa de tela con el que se efectuaba el sorteo de alcaldes
MUSEU D'HISTÒRIA DE GIRONA Ejemplar de bolsa de tela con el que se efectuaba el sorteo de alcaldes
 ?? ARXIU MUNICIPAL DE CASTELLÓ D’EMPÚRIES ?? La treta del batlle, con el método de elección en Castelló d’Empúries
ARXIU MUNICIPAL DE CASTELLÓ D’EMPÚRIES La treta del batlle, con el método de elección en Castelló d’Empúries
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