‘Naming’: se busca nombre de éxito capaz de dejar huella en el cliente
Es un proceso complejo, subjetivo y necesario al que cada día se asoman decenas de empresas
Un mal nombre te puede quitar negocio, con lo cual, preocúpate de tener un buen nombre”. Así de contundente inicia el reconocido publicista Risto Mejide su alegato a favor del naming. Un proceso conocido en el mundo del marketing y no siempre aplicado de forma correcta sobre el que se construye la esencia de una marca. Gustará más o menos, será justo o no, más o menos creativo, pero el nombre ayuda a formar una determinada percepción de más o menos valor sobre cualquier cosa, y la empresa no es una excepción. Al contrario. En marketing, el naming es fundamental para construir una determinada identidad que haga la marca visible y duradera.
“Cuando buscamos un nombre buscamos poner etiqueta a una causa. Porque cualquier negocio es una causa”
Como una especie de efecto iceberg, debajo del nombre hay muchos elementos, ingredientes y conceptos que la fortalecen, que le dan dimensión. Pero si el nombre falla, si no es capaz de ser visibilizado y retenido por la memoria del consumidor, cualquier empresa deberá afrontar su peor escenario: el olvido. No hay nombre bueno o malo, solo nombres que funcionan o no. Por eso conocer el proceso es clave para dar con el nombre adecuado. ¿Cómo saberlo?
Para arrojar luz sobre este fenómeno y cómo puede influir un buen nombre en un negocio, Banc Sabadell ha contado con una de las personas que más saben de nombres, de éxitos y de fracasos, Risto Mejide, acompañado por Aleyda Solís, especialista en SEO. “Cualquier marca debe cumplir las tres r: ser relevante, generar reputación (ha de ser capaz de construir una marca) y tener resonancia (que se pueda recoger en algún sitio)”, comparte el publicista.
El nombre es también un elementoimprescindible para escalar digitalmente. “Desde el punto de vista de los buscadores, el nombre es clave”, apunta Solís, y añade :“La característica más importante es que sea descriptivo, de esta forma corresponde y conecta con la forma en la que busca el usuario. Si es relevante, los buscadores lo tienen en cuenta para posicionar mejor una web”.
Sin embargo, antes viene lo más difícil, una lucha entre lo subjetivo y lo estratégico, lo funcional y lo creativo, donde Mejide tiene claro lo que le gusta. “Yo tengo una corriente de nombres que personalmente son los que me gustan. Son eufónicos. Suenan bien. Y son cortitos”, destaca mientras termina ilustrando
su fórmula con la de su propio nombre: Risto.
“Lo que buscamos cuando buscamos un nombre es ponerle una etiqueta a una causa. Porque cualquier negocio es una causa”, valora Risto. Algo que subraya Solís. “Es el problema que resuelve más allá de lo que hace específicamente para resolverlo”. El naming es, en definitiva, una oportunidad para escribir una historia de éxito. Un proceso que, cosas del destino –o no–, Mejide aplicó en su vida cuando cumplió la mayoría de edad. “Me había pasado 18 años con el mismo nombre que habían tenido mi padre, mi abuelo, el padre de mi abuelo, el padre del padre de mi abuelo… Nueve generaciones de Ricardos”, explica. ¿La razón del cambio? Por el derecho a ser uno mismo. El derecho a la entidad, a empezar algo nuevo. Una aspiración que es 100% aplicable al entorno de la empresa. “Cuando alguien empieza un negocio, tiene derecho a soñar en grande y tiene todo el derecho a que ese sueño se refleje en un nombre único, distintivo y definitivo”, concluye.