EL CASTILLO DE PEYREPERTUSE

Esta enorme nave de 300 m de longitud, construida en la cima de una cresta caliza, presenta el escenario e inevitablemente atrae toda la atención al estar a una altura de 800 m. Es el momento, compra la entrada y tras 20 minutos de subida, quedarás abducido por el tiempo. Camino de ronda, matacanes, troneras... las diferentes salas de piedra antigua te conducirán a los pies de la inmensa escalera de Saint Louis. En lo alto, la capilla de Sant Jordi ofrece unas fabulosas vistas de la naturaleza salvaje de las Corbières. Al terminar la visita de este increíble castillo, el pueblo de Duilhac te invita a pasear o descansar. Descubre el centro medieval con «Le Fort» y su iglesia Saint-Michel, cruza la puerta y abre bien los ojos: sentirás el ambiente de una iglesia meridional. Pasea por sus cuidadas callejuelas y descubre la «Fontaine des Amours» que anima a dejarse llevar. A la sombra del sauce llorón, en un verdadero remando de paz, encontrarás un verso de Ronsard: «Quiconque en boira qu’amoureux il devienne...» (Quienquiera que beba, enamorado se volverá...) y entonces se parará el tiempo. Un momento para respirar, recuperarse e informarse: ¿sabes que el albergue que hay al lado antes era un molino de aceite? ¡Sin duda tendría la mejor reputación gracias a la pureza de este agua!

corbieres-sauvages.com o peyrepertuse.com