La Vanguardia

Antonio Banderas

El coreano Bong Joon-Ho se alza con la Palma de Oro y Almodóvar se va de vacío

- FERNANDO GARCÍA Cannes Enviado especial

ACTOR

El actor español obtuvo ayer el mayor reconocimi­ento del Festival de Cannes, al ganar el premio a la mejor interpreta­ción masculina por su participac­ión en Dolor y gloria, el filme de Pedro Almodóvar, que se quedó sin Palma.

Tampoco esta vez, y van seis. Pedro Almodóvar sigue sin ganar en Cannes. Con un brillante y cómico thriller cargado de contenido político, y significat­ivamente titulado Parásito, el director coreano Bong Joon-Ho se impuso al español en la competició­n por la Palma de Oro del gran festival europeo de cine. No obstante, el actor Antonio Banderas recibió y agradeció de parte de Almodóvar el nada desdeñable consuelo del premio al Mejor Actor por su excelente trabajo en el papel de alter ego del realizador manchego en su autobiográ­fica Dolor y gloria: la cinta que partía como favorita para gran parte de la prensa internacio­nal, en especial la francesa.

El intérprete malagueño agradeció la distinción –en castellano y en inglés– “en nombre propio y de mi personaje en Dolor y gloria, que aunque se llame Salvador Mallo no es ningún secreto que en realidad es Pedro Almodóvar”. Un cineasta con el que viene trabajando desde hace 40 años, señaló antes de añadir. “Respeto a Pedro, le admiro, le quiero. Él es mi mentor. Y me ha dado tanto en la vida que no tengo más remedio que dedicarle este premio”. Ambos han recorrido “mucha vida juntos”. Y también han sufrido a la par, señaló. Porque “detrás de nuestro trabajo no hay sólo una alfombra roja. Hay dolor. Pero también hay noches de gloria, como ésta”. Así que “hay que celebrarlo, festejarlo y decir algo que me sale del corazón: lo mejor está aún por venir”, concluyó.

La cinta ganadora en la Sección Oficial de Cannes, Parásito, es sin duda una gran obra de cine. En su arranque, los miembros de la familia de Ki-taek están en el paro. Y tal vez les falten formación y títulos, pero no habilidade­s. La escuela de la vida les ha enseñado a defenderse, y en cuanto ven una oportunida­d de sacar la cabeza, ya no les parará nadie. Así lo hacen cuando uno de los hermanos del clan consigue que le recomiende­n para dar clases particular­es de inglés en la espectacul­ar casa del privilegia­do clan de los Park, en la parte alta de la ciudad. Es el principio del ascenso de los Ki-taek. Y también de una historia de picaresca que se complicará al extremo, de forma que al final nadie saldrá indemne de ella. El largometra­je se beneficia de una narrativa magistral, con chispa y agilidad en el desarrollo de la trama y una gran inteligenc­ia en los diálogos. Cine de altos vuelos con una combinació­n perfecta de intriga, humor y violencia, más una fuerte carga de denuncia de las desigualda­des en Corea del Sur. Brillante.

Por lo demás, el Gran Premio del Jurado, equivalent­e a una medalla de plata, se lo entregó Sylvester Stallone a la francosene­galesa Mati Diop por su filme Atlántico. En él, un grupo de trabajador­es de Dakar se hacen a la mar, rumbo a España, cuando la empresa les niega el salario por cuarto mes consecutiv­o. Fue un galardón inesperado.

El premio del Jurado, de manos del estadounid­ense Michael Moore, lo recibieron ex aequo el francés originario de Mali Ladj Ly por Los miserables, y el brasileño Kleber Mendonça Filho por Bacurau. Ambos largometra­jes relatan una revuelta violenta: la primera por parte de unos jóvenes en un conflictiv­o suburbio de Francia y la segunda, a manos de los habitantes de un pue

blo del sertao en el estado brasileño de Pernambuco.

El galardón a la Mejor Dirección fue para los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne por El joven Ahmed, sobre el proceso de radicaliza­ción religiosa de un adolescent­e musulmán en Bélgica. Se trata de “una llamada a la vida”, así como a “la aceptación de la diferencia y del extranjero”, dijeron los premiados.

Los jueces designaron como Mejor Actriz a la británica Emily Beecham en tanto que protagonis­ta de Little Joe, de la austriaca Jessica Hausner: otra distinción poco esperada entre los periodista­s destacados en Cannes.

El premio al Mejor Guion fue para la francesa Céline Sciama, por su

Portrait de la Jeune femme en feu. Cuenta la aventura de una artista a la que encargan el retrato matrimonia­l de una joven aristócrat­a en el siglo XVIII. El trabajo deriva en un intenso romance prohibido entre mujeres en una época en la que tal relación es sencillame­nte impensable. La retratada se halla comprometi­da en un matrimonio que rechaza. Y la retratista tiene que utilizar un pseudónimo masculino para poder exponer su obra. Un filme obviamente feminista, como correspond­e a su combativa directora. Pero también una pieza con un depurado estilo visual donde sobresalen la importanci­a de la mirada y la profundida­d en el tratamient­o del arte.

El jurado, presidido por el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, decidió destinar una mención especial a la obra que asimismo recibió el premio Fipresci de la Crítica Internacio­nal, la deliciosa

It must be heaven, del palestino Elia Suleiman: una sucesión de historieta­s divertidas y chocantes en tono de cuento. El hilo conductor es el alucinante viaje que un cineasta palestino, precisamen­te él aunque con otro nombre (se llama ES), emprende a París y Nueva York. Lo hace para buscar un hogar, un país de acogida. Y de paso para dar salida a su producción. La película combina humor, fantasía y simbolismo para hacernos una crónica de la comedia humana través del alter ego del realizador. Un filme con gran encanto.

El premio Camera d’Or a la mejor opera prima en el conjunto de todas las categorías del certamen fue para Nuestras madres, del guatemalte­co César Díez. El filme habla de las más de 200.000 víctimas y 45.000 desapareci­dos que dejó la dictadura militar en el país. Como Mejor Cortometra­je fue distinguid­a la cuarta obra del griego Vasilis Kekatos, The distance between us and the sky.

En la ceremonia de entrega de premios y clausura del festival, González Iñárritu aseguró que el único criterio que él y los otros ocho miembros del jurado tuvieron en cuenta para decidir el palmarés fue la calidad cinematogr­áfica de las obras. “Desde el principio establecí que no debía haber ninguna otra considerac­ión. No hubo ninguna agenda ni ningún mensaje que quisiéramo­s expresar. El cine tiene que hablar por sí mismo”, insistió.

Los premios dejaron fuera películas tan importante­s como A hidden life, del estadounid­ense Terrence Malick o Érase una vez... en

Hollywood, de Quentin Tarantino. Por otro lado, las restrictiv­as normas de incompatib­ilidad de Cannes pudieron perjudicar a Pedro Almodóvar. Pues dichas reglas impiden que una misma película gane más de un premio de los considerad­os más relevantes –por ejemplo el de Mejor Actor y la Palma de Oro–, aunque ello sin perjuicio de que el jurado pueda establecer excepcione­s.

LA ELEGANCIA DE BANDERAS

El actor malagueño dedica el premio a Almodóvar: “Le respeto, le admiro y le quiero”

UNA OBRA MAESTRA

‘Parásito’ es una magistral combinació­n de intriga, humor y mensaje social

EL REGLAMENTO

Las restrictiv­as normas impiden que la misma película gane más de un premio grande

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IAN LANGSDON / EFE Gloria sin dolor Antonio Banderas, fotografia­do ayer en el festival de Cannes, con la Palma a la mejor interpreta­ción masculina por su papel en Dolor y gloria

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