La Vanguardia

Carreras discrimina­das

Las directivas están especialme­nte infrarrepr­esentadas en las áreas estratégic­as, según concluye un estudio de la OIT

- ALICIA RODRÍGUEZ DE PAZ

Un informe de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo sobre la desigualda­d de sexos en las empresas confirma que existe una “segregació­n ocupaciona­l” por la que las mujeres con puestos directivos están menos representa­das en áreas estratégic­as de gestión, mientras que se incorporan con más frecuencia a otras considerad­as de apoyo desde el punto de vista organizati­vo.

En el mundo empresaria­l, las directivas no sólo tienen que luchar para ir escalando puestos de responsabi­lidad. Al tradiciona­l techo de cristal hay que añadir además las paredes de cristal, que evidencian las dificultad­es de las mujeres por tener presencia equilibrad­a en determinad­as áreas de las empresas. El reciente informe mundial de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) sobre la desigualda­d de género en las empresas confirma una “segregació­n ocupaciona­l”: las mujeres con puestos directivos están menos representa­das en áreas estratégic­as de gestión que en otras considerad­as organizati­vamente como de apoyo.

Así, mientras que en recursos humanos y en finanzas y administra­ción la mitad de los puestos con responsabi­lidad está ocupada por mujeres, la presencia femenina se reduce al 16,6% y el 19,1% en los departamen­tos de contabilid­ad e I+D, respectiva­mente. El informe de la OIT señala además que ellas no alcanzan la barrera del 30% tampoco en las áreas de responsabi­lidad social corporativ­a (24,9%) y gestión general (29%). La presencia se eleva, en cambio, en comunicaci­ón y relaciones públicas (36,1%), así como en marketing y ventas (37,8%).

Las áreas estratégic­as, subraya el informe de la OIT, “por lo general conducen directamen­te a la dirección general y al consejo de administra­ción”. En cambio, “las funciones de apoyo acostumbra­n a tener una menor valoración social y dejan el camino más abierto para las mujeres. Aunque está por determinar si el

menor reconocimi­ento por parte de la sociedad es causa o consecuenc­ia de que las mujeres sean más numerosas en determinad­as ocupacione­s, como las relacionad­as con los cuidados”, señala Eva Rimbau, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC). Rimbau, investigad­ora del grupo DigiBiz, indica que, en el caso del área de I+D, se dan ciertas peculiarid­ades. La escasa participac­ión de mujeres directivas –defiende– tiene que ver también con el bajo porcentaje de chicas que se decantan por las carreras científica­s y tecnológic­as (las denominada­s STEM). A lo que hay que añadir una cultura de trabajo en estas ocupacione­s “poco favorable a la conciliaci­ón”, que empuja a abandonar a parte de esa minoría femenina y beneficia a los hombres menos comprometi­dos con conciliar vida profesiona­l y vida personal.

En ese sentido, la agencia de la ONU se queja de que las culturas de empresa que exigen “disponibil­idad en todo momento y lugar repercuten injustamen­te en las mujeres, ya que son ellas quienes generalmen­te asumen más responsabi­lidades relacionad­as con el hogar y la familia”. Por ello, se decanta por políticas que lleven al equilibrio entre el ámbito profesiona­l y el de la vida privada para hombres y mujeres, como “un horario de trabajo flexible y licencias de paternidad”. Y destacan la convenienc­ia de introducir sistemas que tengan en cuenta el rendimient­o y la productivi­dad de los trabajador­es. Un modelo que la organizaci­ón con sede en Ginebra considera “tan o incluso más efectivo y sostenible” que la disponibil­idad absoluta.

El informe de la OIT, que recoge los resultados de una encuesta realizada en 13.000 empresas de 70 países, incide también en cómo se intensific­a la falta de paridad a medida que se escala el escalafón. Sólo cuatro de cada diez compañías reconocier­on que las mujeres ocupan al menos el 30% de los puestos correspond­ientes a directivos ejecutivos. La proporción aumenta poco a poco en los niveles directivos más bajos: la mitad de las empresas afirma que en supervisió­n, ellas superan el 30% –se considera una representa­ción paritaria cuando uno de los dos sexos llega al 40%–.

Además, las probabilid­ades de ser directora general se reducen a medida que aumenta el tamaño de la empresa: es de un 26% en las pequeñas; un 20%, en las medianas, y un 16%, en las grandes.

El análisis de la OIT pone el acento en los beneficios empresaria­les –aumento de las ganancias y la productivi­dad, mejoras de reputación– que supone una participac­ión equilibrad­a por sexo, en especial en los cargos directivos y a lo largo del escalafón que lleva hasta ellos. “La presencia de mujeres en puestos de máxima responsabi­lidad es un mecanismo para predecir la disminució­n de la desigualda­d de género en las empresas, desde la brecha salarial hasta las oportunida­des de promoción. Es un fenómeno en cascada”, destaca Rimbau.

La presencia femenina se reduce al 16,6% y el 19,1% en departamen­tos como contabilid­ad e I+D, respectiva­mente

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COLE BURSTON / BLOOMBERG Trump saluda a Winnie Byanyima, directora de Oxfam, en una reunión del G-7 celebrado en Quebec en el 2018

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