Hemiciclo inadaptado
Críticas por la falta de accesibilidad del hemiciclo del Congreso para las personas con discapacidad, difíciles de resolver por la falta de espacio
Críticas por la falta de accesibilidad del Congreso para las personas con discapacidad como Pablo Echenique, que se sienta en el gallinero.
Revuelo en el inicio de la nueva legislatura no sólo por la presencia de diputados encarcelados, de representantes de un partido ultra o los abucheos y zapateados llevados a cabo por una parte del hemiciclo por las distintas fórmulas utilizadas para jurar el cargo. Muchas miradas se centraron en el parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, que no pudo sentarse en el lugar que le correspondía debido a su discapacidad (afectado por una atrofia muscular espinal). La silla con la que se mueve no tiene cabida en el banco asignado a su grupo, por lo que debe situarse en el espacio conocido popularmente como el gallinero (la última fila de escaños donde no hay asientos)
La imagen del presidente de la Mesa de Edad, Agustín Javier Zamarrón, acudiendo con la “sacra urna” al lugar donde se encontraba Echenique para que pudiera ejercer su voto suscitó las críticas de
los ciudadanos por lo que calificaron de “nula” accesibilidad de la Cámara Baja para las personas con discapacidad, llegando a pedirse en redes sociales que se adecúe el hemiciclo a quienes tienen dificultades de movilidad.
Pero el Congreso ya ha realizado distintas mejoras para ser un espacio accesible (en el hemiciclo, porque en el resto del complejo no hay problemas notorios). Se llevaron a cabo cuando fue elegido el primer diputado con discapacidad en el 2004, Francisco Vañó, del PP. Entonces se instaló un ascensor específico para acceder al hemiciclo por la parte trasera y llegar hasta el gallinero. Allí, la silla de ruedas puede moverse o ser movida sin dificultad.
Vañó restó importancia a la imposibilidad de subir a la tribuna de oradores a la que se accede por dos escalinatas. Sus intervenciones durante las tres legislaturas que fue diputado se realizaron desde el gallinero, algo que a él no le supuso ningún trauma. “Me parece mal que se rompa la estética de la tribuna para permitir que suba yo”, indicó en su día.
A Vañó le siguió el vallisoletano Ignacio Tremiño (PP), el segundo diputado en llegar al Congreso en silla de ruedas (2016). En su caso, también se tomó su ubicación en la parte alta con naturalidad.
Echenique sigue la misma tónica que sus antecesores, aunque de una manera más visible ya que él forma parte de la cúpula de Podemos y no podrá intercambiar pareceres o diseño de estrategias con Pablo Iglesias e Irene Montero. La única solución es que su comuniquen por el teléfono móvil.
De él si se esperan intervenciones, aunque desde la formación se baraja que en vez de realizarlas desde la parte alta del hemiciclo, se sitúe a los pies de la tribuna de oradores. La Cámara Baja ofrece a los parlamentarios con problemas de movilidad colocar una mesa en el suelo del salón, muy cerca de dónde se colocan los taquígrafos.
¿No hay otras soluciones? Por el momento los responsables del Congreso no las han encontrado. El hemiciclo, relatan, diseñado en 1843, se ha ido quedando pequeño a medida que fueron incrementándose el número de diputados y se hicieron reformas para aumentar su capacidad (las filas de los escaños han ido ganando en altura). La falta de espacio en los escaños también es notoria. Los grandes sillones obligan a los diputados a moverse para que puedan pasar los que se sientan en la misma fila. Sólo queda libre sin asientos, el gallinero.
Muchas limitaciones para la movilidad en general y especialmente para acceder a la tribuna de oradores, a la que sólo se puede llegar por las dos escalinatas muy pronunciadas. “Imposible hacer una rampa e instalar un elevador obligaría a rediseñar todo el espacio”, indican fuentes del Congreso. Y esto también supone un problema porque es un bien patrimonial protegido.
Desde las organizaciones de personas con discapacidad, como Cermi, se ha instado al Congreso a seguir buscando las soluciones necesarias para mejorar la movilidad. Reconocen las dificultades técnicas y también las referidas a la conservación de los edificios históricos, pero no se conforman. El caso del Congreso, señalan, es sólo una muestra de lo que cada día se encuentra cualquier persona con discapacidad en innumerables espacios y edificios públicos. Y eso, que las normativas son muy claras al respecto.
El dirigente de Unidas Podemos es el tercer parlamentario con problemas de movilidad desde 1979