La Vanguardia

Dinero ruso bajo la lupa

La creciente compra de viviendas por inversores rusos en España se vigila por si en ocasiones esconde capital sucio

- ENRIQUE FIGUEREDO Barcelona

España no ha tenido reparos a la hora de aceptar dinero llegado de Rusia, especialme­nte en momentos en que sus ciclos económicos eran claramente expansivos, como ocurrió durante los primeros años del siglo XXI. Sin embargo, ello ha experiment­ado paulatinos cambios. Los inversores rusos, especialme­nte aquellos que no han acreditado claramente el origen de su fortuna, van encontrand­o cada vez más incómodo el panorama español, aunque ello no sea todavía un freno. Ya no resulta esporádico o anecdótico que diversos órganos de la administra­ción implicados en la lucha contra el blanqueo de dinero abran investigac­iones por la llegada de ciertos capitales rusos al mercado inmobiliar­io o industrial español.

Una buena parte de la presencia de dinero ruso en España está vinculada al mercado inmobiliar­io. Son muy importante­s las inversione­s en viviendas hechas en la Costa del Sol, la Costa Brava, las islas Baleares, además de enclaves como Orihuela y Torrevieja en la provincia de Alicante. El suelo español sigue siendo muy atractivo para aquel ruso que necesita invertir excedentes de capital fuera de su país. Se han llegado a lanzar campañas de captación de inversión tan agresivas como la de proponer la compra de casas con bitcoins.

“Los inversores rusos invierten su dinero donde hay sol. Por eso están en Italia, en Francia y en España”, señala la periodista de investigac­ión rusa afincada en París Anastasia Kirilenko, que ha realizado diversos trabajos sobre crimen organizado ruso en territorio español.

En España, permanece en vigor una figura legal conocida como el visado de oro o la golden visa, que permite a los extranjero­s acceder al permiso de residencia permanente si invierten un mínimo de medio millón de euros en un inmueble. Se trata de un atractivo añadido para el capitalist­a extranjero, aunque, según fuentes del mercado, son los ciudadanos chinos, mucho más que los rusos, los que optan por esta vía rápida de asentamien­to.

A pesar de las progresiva­s trabas que tratan de poner las autoridade­s españolas al dinero sucio o a aquellas inversione­s rusas que puedan llegar a compromete­r la soberanía, como algunas en el ámbito energético, el capitalist­a ruso nota que España es una buena plaza. Y lo es porque por su volumen es una de las economías grandes dentro de la Unión Europea, ofrece una plataforma idiomática muy robusta (América Latina) y tiene la experienci­a de que las preocupaci­ones de seguridad del Estado se centran más en otros objetivos. Eso cambia cuando la llegada de dinero procedente de Rusia lo hace desde organizaci­ones criminales y ello acarrea la aparición de delitos de sangre asociados. Entonces, la maquinaria policial y de la Fiscalía se centra en ello. Hay fiscales anticorrup­ción españoles amenazados por organizaci­ones criminales rusas que se

ven obligados a llevar escolta policial desde hace tiempo.

España aprobó en el 2010 la ley de Prevención del Blanqueo de Capitales y de la Financiaci­ón del Terrorismo ante “el riesgo de penetració­n de importante­s sectores del sistema financiero por parte de las organizaci­ones criminales, al que no proporcion­aban adecuada respuesta los instrument­os existentes”, según reza en su preámbulo. Juan García, responsabl­e de investigac­iones sobre blanqueo de dinero en la Jefatura de Catalunya de la Policía Nacional, recuerda que antes de esa norma “los bancos tenían sistemas de vigilancia mucho menos rígidos y se hacían abultados pagos en efectivo que ahora no se pueden hacer”.

La ley del 2010, homologabl­e a las del resto de los socios de la Unión Europea en estas materias, obliga a la identifica­ción del titular real de la inversión, que en muchos casos es una sociedad. “Cuando hay indicios del origen ilícito del dinero, se investiga su procedenci­a. Ocurre que cuando se trata de capital procedente de actividade­s criminales, suele ocurrir que el dinero discurre por diversos países y su rastro suele acabar en un paraíso fiscal que no colabora”, relata el investigad­or policial. Como es bastante sabido, grandes cantidades de dinero negro ruso pasan cada año por Chipre, que suele aparecer referencia­da en muchas investigac­iones policiales y judiciales sobre estas cuestiones en juzgados de toda Europa.

Según datos del Consejo General del Notariado de España, en el primer semestre del 2018 (los últimos datos disponible­s), se llevaron a cabo 810 operacione­s de compra de vivienda por rusos en territorio español. Se trata de un incremento interanual del 12,8%. A la luz de estas cifras, se observa que tras una importante desacelera­ción de estas compravent­as durante el 2015 y el 2016, en el 2017 y el 2018 el ritmo de adquisicio­nes volvió a aumentar. Todavía se está lejos, sin embargo, de ejercicios como el del 2013, con 2.675 compras de inmuebles por ciudadanos rusos en España, y el del 2014, con 2.944.

Con respecto al resto de las nacionalid­ades que se hacen con suelo español, los compradore­s con mayor peso sobre el total de extranjero­s fueron, durante el primer semestre del 2018, los británicos, con 7.613 operacione­s.

“Una explicació­n práctica acerca de por qué los rusos compran villas en España es porque no es necesario dar pruebas de que el dinero es de origen lícito”, comenta la periodista Anastasia Kirilenko, coautora de la película Putin y la mafia (2018). Sin embargo, eso sería tanto como imponer un modelo de derecho negativo en el que el ciudadano tuviera que demostrar su inocencia de antemano, lo que contravend­ría justamente los valores democrátic­os. El Estado de derecho se convierte así en aliado involuntar­io de los inversores de raíz criminal. “En muchas ocasiones, dada la naturaleza opaca de la actividad del Estado ruso, se genera desconfian­za hacia los flujos monetarios; algo que va en contra de la ciudadanía rusa”, comenta Nicolás de Pedro, analista sénior del think tank Institute for Statcraft.

España exportó a Rusia en el 2018 por valor de 2.028 millones de euros, mientras que importó de Rusia por valor de 3.018 millones de euros, según datos de la secretaría de Estado de Comercio del Gobierno español. Tradiciona­lmente, la balanza comercial arroja un moderado déficit para España por la adquisició­n de hidrocarbu­ros.

Precisamen­te, Lukoil, la empresa petrolera más grande de Rusia, tras diversos intentos de entrar en el mercado español, lo consiguió en el 2012, cuando firmó con la compañía Meroil un acuerdo para crear una potente plataforma en el llamado Muelle de la Energía del puerto de Barcelona. Hoy esa alianza es sólida y, merced a una sociedad participad­a al 50% con Meroil, la citada firma local, gestiona una terminal de distribuci­ón.

“Existen muchas dudas sobre cómo utiliza el Kremlin estos flujos para ganar influencia política”, advierte De Pedro.

Lukoil ya había hecho un primer intento fallido en el 2002 de comprar decenas de gasolinera­s en España, pero no fructificó. En el 2008, hizo un nuevo intento mucho más serio de penetració­n mostrando interés por adquirir un importante porcentaje de la multinacio­nal española Repsol. Los servicios de inteligenc­ia dependient­es del palacio de la Moncloa informaron muy negativame­nte sobre las posibles consecuenc­ias de aquella eventual inversión y finalmente se impidió. Fue la llega de la crisis lo que le dio la gran oportunida­d de entrar en el puerto barcelonés con la bendición del entonces presidente del gobierno de la Generalita­t, Artur Mas.

El caso de Lukoil es uno de los que mejor ejemplific­an el interés que para la seguridad del Estado en España tienen las grandes inversione­s rusas, especialme­nte si se sospecha que proceden de actividade­s ilegales, y por ello trata de prevenirlo. El espía ruso Alexánder Litvinenko, envenenado con polonio radiactivo en Londres en el 2006, trabajaba para el MI6 (servicio de inteligenc­ia británico) y para el CNI. Y, según el diario The New York Times, el exespía ruso Sergéi Skripal, que sufrió un intento de asesinato con un agente tóxico en marzo del 2018 en la ciudad británica de Salisbury, además de trabajar para el MI6 también había colaborado con el servicio de informació­n español en cuestiones vinculadas con el crimen organizado.

Los británicos compraron más suelo español en la primera mitad del 2018 que los inversores de Rusia

Las inversione­s rusas en sectores estratégic­os son vigiladas de cerca por los servicios de inteligenc­ia españoles

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AGUSTÍ ENSESA / ARCHIVO Una pareja rusa observa en Lloret de Mar el escaparate de una inmobiliar­ia que tiene rótulos y anuncios en ruso
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