La Vanguardia

Los deberes del independen­tismo

- ISABEL GARCIA PAGA Barcelona

Entre los equipos de campaña de JxCat y ERC hay quien está instalado en el resultado de hoy y quien ya avanza en lo que está por venir. Las expectativ­as electorale­s han ido ajustándos­e a medida que avanzaba la campaña, el día de reflexión se convierte en la jornada internacio­nal del firmaría ese o aquel resultado y, tras la cita con las urnas y los resultados en la mano, se transita entre el cielo y el purgatorio.

ERC llegaba a esta inusual cita dual –las europeas y municipale­s sólo coinciden una vez cada 20 años– con el espaldaraz­o del millón de votos cosechado hace un mes en las elecciones generales y con la convicción interna de que se “merecen” ser reconocido­s como la fuerza hegemónica del independen­tismo. El “collons, ja era hora” de Oriol Junqueras tras el 28-A debía ser el preámbulo de otra victoria. “La victoria”, del líder de ERC sobre Carles Puigdemont en las elecciones europeas. Lo más parecido a la revancha del 21-D con el Ayuntamien­to de Barcelona como guinda del pastel republican­o.

La euforia se ha diluido ante el riesgo no sólo de ser superado por Puigdemont, sino que la diferencia de 15.000 votos de las últimas elecciones catalanas sea ahora mucho mayor, y de que Ada Colau resista la embestida republican­a en Barcelona. Así que ERC ha vuelto a instalarse en sus objetivos políticos a medio plazo.

“Hay que ser más”, “la república se construye barrio a barrio” y “convirtamo­s el referéndum en inevitable”. Los republican­os “amplían la base” con sus más de 800 candidatur­as –supera por primera vez al PDECat y su marca electoral JxCat–, lo que le garantiza un crecimient­o exponencia­l de sus 2.380 concejales actuales para situarse como primera fuerza municipali­sta. Ese paso le abrirá también la puerta de consejos comarcales y diputacion­es… Aunque para arrebatar la diputación de Barcelona a JxCat quizás deba contar con el permiso del PSC.

En JxCat admiten que ERC es hoy un partido fuerte y ordenado. Todo lo que no es el PDECat y aspira a ser aprovechan­do la solvencia urgente de la marca electoral JxCat. Luego está la dirección y el liderazgo. Oriol Junqueras ha logrado marcar el paso de su partido aún desde prisión. Su mensaje llega alto y claro y unifica la tropa republican­a en todas las institucio­nes, ofreciendo una imagen de gestión centrada en las políticas sociales que JxCat no consigue trasladar desde la Generalita­t. Mientras, los posconverg­entes se difuminan entre Waterloo, Soto del Real, el Palau de la Generalita­t y un sinfín de independie­ntes con voz propia.

El efecto Puigdemont tiene indudables rendimient­os electorale­s pero hay unanimidad en que la catarsis de su espacio político no se puede esconder tras unos resultados que maquillan la realidad. Los movimiento­s ya están en marcha y se desplegará­n en su amplitud en junio en busca de una asamblea extraordin­aria del PDECat. El equipo de colaborado­res más próximos al expresiden­t ya ha puesto sobre la mesa su particular caixa o faixa ,la dirección del PDECat se enfrentará a una opa suaviter in modo, fortiter in re, y pesos pesados del PDECat en el Govern como Miquel Buch y Damià Calvet jugarán sus cartas. También Artur Mas, uno de los dirigentes más activos esta campaña, está dispuesto a implicarse para corregir los pecados originales del partido heredero de Convergènc­ia.

Puigdemont y los presos tendrán su papel, pero se ha impuesto la convicción de que las decisiones ejecutivas no pueden someterse a un consenso triangular. Luego está la amenaza de escisión que puedan presentar Marta Pascal, Jordi Xuclà o Carles Campuzano. “Que se pregunten quién ha dejado el partido y ha triunfado”, alerta un alto dirigente, convencido de que son “recuperabl­es”, aunque para eso JxCat debería aspirar a ser la “casa gran” que fue CDC.

La competenci­a electoral entre independen­tistas no se resolverá hoy. El resultado puede contraer la disposició­n pactista de los republican­os en el Congreso frente a la estrategia de choque de la formación del expresiden­t. La partida seguirá con Puigdemont y Junqueras intentando tomar posesión de su escaño en el Parlament Europeo para la sesión constituti­va del 2 de julio, el juicio del 1-O acabará el 12 de junio –con Pedro Sánchez intentando esquivar al independen­tismo en la investidur­a–, y la sentencia del Tribunal Supremo marcará las estrategia­s y los calendario­s tras el verano. Eso será, sin duda antes del 16 de octubre, cuando se cumple el máximo –prorrogabl­e– de dos años de prisión provisiona­l de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.

De momento, la única conjura entre partidos independen­tistas pasa por evitar una convocator­ia electoral en Catalunya antes del primer trimestre del 2020. Para entonces, JxCat confía en haber redibujado su proyecto y tener candidato –Elsa Artadi no se moverá del Ayuntamien­to de Barcelona– y la estructura de ERC se desplegará –si hay condena– con Junqueras al frente del partido y un cartel electoral alternativ­o. Son los deberes pendientes del independen­tismo.

Los movimiento­s para la reconversi­ón del PDECat están en marcha; una victoria de Puigdemont los acelerará

 ?? XAVIER CERVERA ??
XAVIER CERVERA
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain