La Vanguardia

Mi patria es un 4L

- Llucia Ramis

No sé si será verdad que la auténtica patria es la infancia. En cualquier caso, sigo empadronad­a en Palma, aunque lleve más de media vida en Barcelona. No es por el descuento de residente (debo de ser la única mallorquin­a que no viaja a la isla en cuanto tiene ocasión). Pago mis impuestos municipale­s aquí, y es un lío tener la tarjeta sanitaria de Balears. Aun así, prefiero votar donde nací. Continúa preocupánd­ome más lo que le pase a Sa Roqueta que a cualquier otro lugar del mundo.

Supongo que tengo la esperanza, totalmente infundada, de que así contribuir­é a conservar un paraíso que no doy del todo por perdido. La posibilida­d de regresar es una vía de escape para los melancólic­os; siempre nos quedará el refugio que representa (se hace otra vez presente) el pasado. El caso es que quieres evitar que la construcci­ón masiva de urbanizaci­ones y puertos deportivos tape las vistas de todos tus veranos; quieres evitar que las autopistas rajen el paisaje donde empezó tu memoria. Fue en un Renault 4, también llamado 4L o cuatro latas. Era blanco. Luego mis padres comprarían otro de color amarillo. Mis abuelos tenían

Me sentaba detrás, con mis hermanos; miraba por la ventanilla y la belleza me conmovía

un Renault 5, también amarillo.

Íbamos a la casa de campo los sábados a las diez de la mañana, por la carretera de S’Aranjassa. La flanqueaba­n almendros y molinos sin aspas y la tierra arada. Me sentaba detrás, con mis hermanos. Miraba por la ventanilla y la belleza me conmovía; hay una luz que existe en poquísimos lugares y te estruja el corazón. Años más tarde te sorprende descubrir que mucha gente es insensible a la belleza, no la ama ni respeta. Pero entonces le da sentido a todo; a un equilibrio y una seguridad que se pierde cuando creces y te desvincula­s de la tierra como te desvincula­s, poco a poco, de la familia.

Un amigo comenta que no le gusta el título de esta columna. Demasiado sensiblero, dice, qué rollo eso de que no dejamos de ser lo que fuimos. Bueno, contesto, al final todos votamos a partir de emociones, aunque sea en contra porque nadie nos representa (se nos hace presente). O aun dotando a nuestra elección de un significad­o ideológico, coherente o práctico. Elegimos por miedo a lo que podría ocurrir.

Desde que hicieron la autopista que va de Palma a Llucmajor, no he vuelto a pasar por la carretera de S’Aranjassa. En realidad no la construyer­on para ahorrarnos cinco minutos de trayecto, sino para que cupieran más coches. Es absurdo correr en una isla que, de punta a punta, tiene unos cien kilómetros. Ahora están construyen­do otra que va de Llucmajor a Campos, pese a que justo era lo que querían evitar quienes votaron a los que han gobernado los últimos cuatro años. En Balears hay más de un millón de vehículos, casi noveciento­s mil en Mallorca. Cuando digo que mi patria es un 4L, no apelo a la nostalgia, sino a la posibilida­d de contemplar, respetar y amar todavía la belleza.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain