Cómo ‘Billions’ refleja modas de los ricos
La serie Billions de la cadena Showtime, que en España puede seguirse en Movistar+, refleja de forma continua todo lo que se pone de moda en el mundo de los millonarios de la ciudad de Nueva York. En una cultura del “todo es posible” con dinero y ciertas dosis de ingenio, una parte de sus protagonistas, brokers de fondos de inversión, gastan cantidades ingentes de dinero en obtener caprichos de todo tipo. Uno de ellos en uno de los capítulos fue irse a una juerga nocturna con la solución ya preparada para la mañana siguiente, cuando un equipo contra las resacas les atendió con sus intravenosos en las mismas oficinas en las que trabajan. Es una de las claves de la serie: presentar cosas que, aunque alejadas de la mayoría de la gente, son reales. En uno de los primeros episodios, uno de sus protagonistas principales, Bobby Axelrod (interpretado por Damian Lewis), se embarca en un jet para irse con sus amigos a un concierto del grupo Metallica.
El poder, el dinero, la venganza y el egocentrismo dominan muchas de las acciones de sus personajes y Billions los reproduce con un realismo que apabulla. El equipo de producción recurre a consultores y proveedores especializados en gente rica. De esa forma deciden los coches que se utilizan, las obras de arte que decoran los apartamentos más lujosos y hasta la vestimenta del personal de servicio de los magnates. En una ocasión, un gerente de un fondo de inversión se quejó a la productora de la serie de que el avión privado de Axelrod era demasiado pequeño (“una lata de sardinas”) para alguien considerado multimillonario. El jet empleado “sólo” costaba 40 millones de dólares –35,7 millones de euros–. La búsqueda de localizaciones de rodaje es uno los aspectos más destacados. El apartamento al que Axelrod se va a vivir en Manhattan en la actual temporada fue hallado después de una tediosa selección de un centenar de viviendas de lujo, de hasta 65 millones de dólares, por toda la Gran Manzana. Cualquier detalle, desde un plato en un restaurante al colgante que luce una actriz o la última terapia personal, tiene una base en un mundo que, aunque real, la mayoría desconoce. / Redacción